Page 786 - Spanish Bible (Reina Valera 1960)
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24. 23–27. 5 Job 782
23 guno está seguro de la vida. Él les da seguridad y confianza;
24 Sus ojos están sobre los caminos de ellos. Fueron exaltados
un poco, mas desaparecen, Y son abatidos como todos los de-
más; Serán encerrados, y cortados como cabezas de espigas.
25 Y si no, ¿quién me desmentirá ahora, O reducirá a nada mis
palabras?
25, 2 Respondió Bildad suhita, y dijo: El señorío y el temor es-
3 tán con él; Él hace paz en sus alturas. ¿Tienen sus ejércitos
4 número? ¿Sobre quién no está su luz? ¿Cómo, pues, se jus-
tificará el hombre para con Dios? ¿Y cómo será limpio el que
5 nace de mujer? He aquí que ni aun la misma luna será res-
plandeciente, Ni las estrellas son limpias delante de sus ojos;
6 ¿Cuánto menos el hombre, que es un gusano, Y el hijo de
hombre, también gusano?
26, 2 Respondió Job, y dijo: ¿En qué ayudaste al que no tiene
3 poder? ¿Cómo has amparado al brazo sin fuerza? ¿En qué
aconsejaste al que no tiene ciencia, Y qué plenitud de inteli-
4 gencia has dado a conocer? ¿A quién has anunciado palabras,
5 Y de quién es el espíritu que de ti procede? Las sombras tiem-
6 blan en lo profundo, Los mares y cuanto en ellos mora. El Seol
está descubierto delante de él, y el Abadón no tiene cobertura.
7 El extiende el norte sobre vacío, Cuelga la tierra sobre nada.
8 Ata las aguas en sus nubes, Y las nubes no se rompen debajo
9 de ellas. El encubre la faz de su trono, Y sobre él extiende
10 su nube. Puso límite a la superficie de las aguas, Hasta el fin
11 de la luz y las tinieblas. Las columnas del cielo tiemblan, Y
12 se espantan a su reprensión. El agita el mar con su poder,
13 Y con su entendimiento hiere la arrogancia suya. Su espíritu
14 adornó los cielos; Su mano creó la serpiente tortuosa. He aquí,
estas cosas son sólo los bordes de sus caminos; ¡Y cuán leve es
el susurro que hemos oído de él! Pero el trueno de su poder,
¿quién lo puede comprender?
27, 2 Reasumió Job su discurso, y dijo: Vive Dios, que ha qui-
tado mi derecho, Y el Omnipotente, que amargó el alma mía,
3 Que todo el tiempo que mi alma esté en mí, Y haya hálito de
4 Dios en mis narices, Mis labios no hablarán iniquidad, Ni mi
5 lengua pronunciará engaño. Nunca tal acontezca que yo os