Page 37 - Revista Digital Mandrágora Edición Mayo
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Entrevista
El ajedrez, es un juego de mesa que te hace crear estrategias y pensar, ser paciente, trabajar
en la calma. Viviendo en el mundo moderno en el que estamos, donde hay muchas imágenes
y te acribillan de muchas cosas, muchos dibujos animados,videojuegos, los niños no tienen
tiempo de sentarse un momento a mirar a su amigo de frente a los ojos. Para mí, eso es el
ajedrez, la estrategia, la calma, el encuentro en primera persona. El objetivo es volver genios
a todos los niños para cosechar una camada inmensa de jóvenes brillantes.
E: ¿Cuáles son tus planes políticos para Guayaquil?
L: Administrar Guayaquil sirviendo, ocupando el cargo público para ser empleado de esta
ciudad. Reitero y hago el hincapié de estos membretes como empleado y servidor, porque es
exactamente lo que hay que re- aprender, recordarnos que de esto se trata el servicio público,
no es para “mandar”, es sobre ser el empleado de la gente.
Y mis planes a largo plazo son esos, introducirme en el ideario colectivo -que es lo que he
venido haciendo-. No como un personaje, porque Lupino no es un personaje. Lupino somos
todos nosotros en el mejor día de nuestras vidas, en el que nos pusimos fuertes y dijimos:
¡Hasta aquí esta huevada¡ ¡Se acabó en este instante¡, eso es lupino.
Entonces, bajo esas premisas y una vez dicho eso, esto es lo que quiero hacer de Guayaquil,
una ciudad realmente libre, moderna, de trabajo, con comercio, culta, educada, brillante, no
una hacienda de cemento yrejas como se ha venido trabajando durante casi 30 años. Limpia,
impecable, segura, que dé orgullo y que podamos exaltar el ‘Guayaquileñismo’.
E: Por medio de las redes has venido manifestando tu deseo de ser alcalde. ¿De dónde nace
aquel deseo? ¿Qué te motiva?
L: Claro, lo estoy haciendo por medio de las redes porque creo firmemente que las campañas
políticas son posibles sin contaminación. ¿A qué me refiero con contaminación? No
solamente los plásticos y los palos, sino la contaminación visual de ver rostros de personas
en casas, puentes o en vallas publicitarias. Para mí, eso es caduco.
Es una de las razones por las cuales nace el deseo del cambio, justamente porque no hay
nadie que lo esté haciendo. Siempre lo he dicho, el día en el que cambie todo esto es cuando
uno de nosotros, no yo, sino uno de nosotros entre a ocupar el cargo público y se desmantele
todo. Me motiva saber que no hay nadie que lo quiera hacer, y entonces esto me recuerda al
clásico y viejo dicho de los punks “Hazlo tú mismo” “Do it yourself”. Nadie hará mejor el
trabajo que uno mismo.
Y eso es lo que puedo decir en nombre de la verdad.