Page 40 - complot contra la iglesia
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hechos más incontrovertibles y los testimonios más irrecusables de los mismos
judíos.
Mientras los países cristianos son anti-racistas porque fundamentan su
idea en el concepto del prójimo, los judíos has sido siempre y son en la
actualidad los racistas más furibundos. Basan su racismo en las ideas del
Talmud, partiendo del principio de que el no judío ni siquiera es un ser humano.
Pero este anti-racismo cristiano es explotado muy hábilmente por los
judíos y, a la sombra del mismo, tejen sus infernales maquinaciones en contra
de la Iglesia Católica y de todo orden cristiano, estructurando el sistema
comunista en donde no hay Dios, no hay Iglesia, ni hay principios
trascendentales de ninguna clase. En cuanto son atacados, se quejan con
clamorosas lamentaciones presentándose como víctimas del racismo
inhumano, con el fin de paralizar cualquier labor de defensa que se oponga a
sus ataques destructores.
Sin embargo, la verdadera defensa contra el comunismo, que
forzosamente tiene que dirigirse contra los judíos (contra la cabeza), no puede
considerarse de ningún modo como una pecaminosa manifestación de un
sentimiento de aversión a una raza determinada, ya que el criterio de
discriminación racial es totalmente ajeno a nuestra cultura y a nuestros
principios cristianos; pero no se puede soslayar un problema de tanta gravedad
y trascendencia por el sólo hecho de temer el calificativo de “antisemita” que
sin duda caerá sobre cualquiera que comprenda la situación actual del mundo.
No se trata, pues, de luchar contra una raza por consideraciones de
orden racial. Si el problema se nos plantea actualmente en estos términos, la
culpa es exclusivamente de los judíos que no nos dejan lugar a escoger con su
racismo a ultranza, su absoluto desprecio por todos los que no son de su raza y
sus ansias de dominación mundial.
Para los católicos en particular y para el mundo civilizado en general,
que todavía cree en los principios axiológicos y en los valores trascendentes, la
planeación no puede ser más sencilla puesto que se trata de un problema de
legítima defensa, perfectamente aceptado en el orden moral y jurídico, ya que
el nítido dilema que nos presenta el judaísmo es: dominación judía comunista o
exterminio.