Page 176 - Mahabharata
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               como una polilla que coquetea con una llama? No me cabe en la cabeza que no hayas
               podido derrotarle.


                                                        Capítulo IV
                                                     JARASANDHA

               K     RISHNA contó a Yudhishthira la siguiente historia:

                         « Hubo una vez un poderoso rey llamado Brihadratha que gobernaba el reino
               de Magadha. Le había sido concedido todo lo que un kshatrya podía desear. Tenía su
               ciudad principal a los pies de la colina llamada Girivraja. Era un hombre muy justo, y
               su fama se extendió por todo el mundo como los rayos del Sol envuelven a la Tierra. Se
               desposó con las princesas de Kasi que eran gemelas. La única desgracia en la vida del rey
               era que no había tenido un hijo para continuar su descendencia. Esto le hizo perder todo
               interés por la vida, así que se retiró al bosque con sus esposas. En aquel bosque vivía un
               rishi llamado Chandakausika, a quien el rey adoró con mucha reverencia. Complacido
               con su devoción, el rishi le preguntó el motivo por el que había renunciado al mundo a
               una edad tan temprana. El rey le contó todo y el rishi se apiadó de él. De repente cayó
               sobre sus rodillas un mango, el fruto provenía del árbol bajo el cual estaban sentados. Y,
               tomando la fruta en su mano, Chandakausika dijo:
                   »—Cuando tu esposa coma esta fruta, te dará un hijo. No te quedes aquí en el bosque,
               regresa a tu reino y gobiérnalo bien.

                   »El rey cortó la fruta en dos y dio una mitad a cada una de sus mujeres. Pasado un
               tiempo, dieron a luz la mitad de un niño cada una. Todo el palacio se sentía horrorizado
               por las monstruosidades que habían nacido, y la comadrona envolvió los trozos sepa-
               rados del niño y los arrojó afuera de las puertas de la ciudad. Aquella noche, estaba
               buscando comida un rakshasa cuyo nombre era Jara, el cual se encontró los dos pedazos
               del niño. Estaba muy contento pensando que iba a comerse aquella tierna carne humana
               que había encontrado. Mientras se llevaba las dos mitades, ocurrió que ambas se juntaron.
               Sucedió un auténtico milagro, el cuerpo, ahora íntegro, había tomado vida. Se quedó
               atónito al contemplarlo. Le daba pena matar al bebé, así que lo llevó al rey y le dijo:
                   »—Aquí tienes a tu hijo —y le contó todo lo que había ocurrido.

                   »El rey estaba tan feliz y complacido con él, que le puso al niño el nombre de
               Jarasandha, ya que fue unido por Jara. Más tarde, el sabio Chandakausika visitó al
               rey y le dijo que su hijo estaba dotado de poderes divinos y que no podría ser aniquilado
               por una persona normal, pues Jarasandha sería el devoto favorito del señor Sankara. »
                   Krishna continuó:
                   —Se cuenta que Jarasandha ha visto en persona a Sankara, el señor de los señores.
               ¿Quién puede desafiar a un hombre tan agraciado? —Yudhishthira permanecía en
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