Page 187 - Mahabharata
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2. El salón                                                                              167


                   Yudhishthira fue tras él intentando tranquilizarle, pues estaba muy disgustado por el
               curso que habían tomado los acontecimientos, y le dijo:

                   —No debes hablar así. El consejo que me dio mi abuelo fue aceptado por todos los
               aquí presentes. Si te he herido o te he insultado, lo siento, debes perdonarme. No tenía
               intención de insultarte, ni a ti ni a nadie, cuando rendí estos honores a Krishna. Para
               nosotros él es más importante que nadie en este mundo.
                   Cuando parecía que las palabras de Yudhishthira habían tranquilizado a Sisupala,
               Bhishma intervino y dijo:
                   —Yudhishthira ¿cómo podría él, con su estrecha visión apreciar la grandeza de
               Krishna? Lo propio es que a Krishna le honremos, no solamente nosotros, sino todos
               los habitantes de los tres mundos. No conozco a ninguna otra persona a quien le pueda
               corresponder un honor tan alto. En cuanto a Sisupala, no hagas caso de sus locos

               reproches motivados por sus celos.
                   Luego Shadeva dijo a Sisupala:
                   —Hice lo correcto; para nosotros no hay nadie más grande que Krishna. Él es nuestro
               guru, nuestro amigo y nuestro buen consejero. Él es todo para nosotros. Si no te agradan
               los honores que hemos rendido a Krishna, estoy dispuesto a luchar contra ti. Estás
               insultando a Krishna: no creas que se te permitirá vivir impunemente después de lo que
               has dicho.

                   Los ojos de Sisupala estaban ya rojos de ira; sus amigos estaban también furiosos,
               cruzándose entre ellos miradas iracundas. Todo el salón retumbaba con las voces de
               los reyes encolerizados y podía oírse el tañido del hierro al desenvainar sus espadas.
               Yudhishthira le dijo a Bhishma:
                   —Tengo miedo de que se exalten los ánimos de los reyes, no sé qué podemos hacer.
               Por favor, dime qué debemos hacer en este crítico momento.
                   Bhishma le dijo:

                   —No temas, hijo mío. Apenas es un perrito ladrándole a un león. No debemos ni
               hacerle caso. Dejémosle hablar, parece que le agrada escucharse a sí mismo.
                   Sisupala al oír esto no pudo aguantar la indiferencia con que Bhishma se refirió a
               él, y empezó a vomitar insultos contra él. Se burlaba de Bhishma y de su así llamada
               justicia, alegando que sólo era hipocresía. Continuó lanzando miles de insultos sobre el
               experimentado anciano de la casa de los kurus. Se reía de él y de su voto, ese voto que
               para Bhishma era la cosa más sagrada, le llamó eunuco y que nunca había tenido a una
               mujer, no porque quisiera ser fiel a su voto, sino porque era simplemente un eunuco. Le
               llamó hijo de un río, utilizando esta denominación en la forma más hiriente, refiriéndose
               a que un río siempre fluye de niveles más altos hacia niveles más bajos y que él, como
               hijo de un río, tenía esta misma tendencia a ir descendiendo a estados inferiores hasta
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