Page 218 - Mahabharata
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               misma apariencia, cuando caminen por las calles de Hastinapura para realizar los ritos
               funerarios de sus maridos e hijos. El que Dhaumya recogiese hierba Kusa y recitase los

               himnos del Sama en alabanza a Yama y Rudra muestra que los ritos funerarios de los
               hijos del rey Dhritarashtra son inminentes. Los pandavas son hombres de pocas palabras;
               son hombres de acción. Recuerda hermano que harán todo lo que han prometido. Los
               malos augurios que aparecen en los altos cielos muestran sólo una cosa: destrucción.
                   Vidura se fue de los aposentos del rey disgustado y furioso. Justo antes de que se
               fuera apareció el sabio Narada, el cual dijo:
                   —Dentro de catorce años, todos los kurus serán destruidos. Dhritarashtra, tú y tus
               hijos obtendréis los frutos de vuestra injusticia dentro de catorce años. Hasta entonces
               puedes disfrutar de tu reino y de la riqueza injustamente obtenida. Pero no olvides ni
               por un momento que la paz mental de la que ahora gozas es sólo una quimera. Todos
               tus hijos serán destruidos. —Narada se fue dejando al rey totalmente aterrorizado y
               preocupado por el futuro.
                   Durante varias horas después, el rey permaneció inmerso en profundo dolor. Sanjaya,
               su cochero y confidente se dirigió hacia él y le dijo:

                   —Te las has arreglado para conseguir el mundo entero para ti. Ahora posees todo lo
               que tuvieron los hijos de Pandu, ¿por qué tienes ese aspecto tan deprimido?
                   El rey le contó la partida de los pandavas, la interpretación de Vidura, la profecía de
               Narada y sus miedos sobre el futuro. Sanjaya le dijo:
                   —No estoy apenado por ti en lo más mínimo. Tu conducta en la sala fue imperdonable,
               te portaste incluso peor que tu hijo. Te estuve observando; no quisiste escuchar las
               palabras de Vidura. Ahora estás recogiendo los frutos de tus acciones pecaminosas. En
               adelante vivirás una vida miserable, temiendo el día en que vuelvan los pandavas y
               destruyan a tus hijos.

                   Desde ese día el rey no conoció la paz, pasaba los días y las noches acosado por aquella
               constante preocupación que le consumía momento a momento. Cuando en aquel día
               memorable, le dio la espalda al Dharma, la paz abandonó el corazón de Dhritarashtra.
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