Page 227 - Arquitectos del engaño
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Cuatro días antes del ataque a Pearl Harbor, los Estados Unidos habían interceptado y descifrado
mensajes japoneses sobre la decisión de ir a la guerra contra Estados Unidos y Gran Bretaña. La información
sobre Pearl Harbor llegó también a Roosevelt, pero él no hizo nada. El ex coronel John W. Carrothers
declaró en el San Francisco Chronicle del 11 de diciembre de 1.981 que Estados Unidos tenía una excelente
red de espionaje en Japón, que contaba con coreanos que despreciaban a los japoneses. La información
completa sobre el previsto ataque estuvo disponible para Roosevelt con 48 h de antelación. Incluso el
gobierno soviético advirtió a Estados Unidos contra el previsto ataque de Japón. El comandante de Estados
Unidos en Hawai no fue informado.
Franklin D. Roosevelt era miembro, entre otras logias, de la antigua Orden del Santuario Sagrado.
Que Roosevelt era realmente consciente del próximo ataque e incluso atrajo a los japoneses a atacar,
queda confirmado en el libro "Los señores de la guerra de Washington" de Anthony Hilden. Nunca advirtió
a sus propios generales. El director del FBI, el masón J. Edgar Hoover (logia Federal nº 1, Washington), era
igualmente consciente del ataque pero no dijo nada. Esto les proporcionó una excusa adecuada para tomar
parte en la Segunda Guerra Mundial. J. Edgar Hoover prefería empleados masones.
El libro del almirante Robert Theobold también se refiere a los mensajes secretos japoneses sobre el
ataque planificado. Fueron descodificados y enviados a la Casa Blanca. Al Presidente Roosevelt no le
preocupaba que 2.237 estadounidenses murieran en relación con el ataque japonés. Aceptó el pretexto de
que quería empezar una guerra, matando aún a más gente.
En 1.942, más de 110.000 ciudadanos norteamericanos de origen japonés fueron internados en diez
campos de concentración (entre ellos en Manzanar, California), donde muchos de ellos murieron.
El 15 de febrero de 1.942, después del ataque japonés a Pearl Harbor, Winston Churchill habló por la
radio, donde dijo: "El plan ha funcionado a la perfección, porque la opinión pública ha reaccionado
exactamente como yo quería" (The New York Times, 16 de febrero de 1.942).
Para provocar la guerra de Corea, el Gran Maestro masón Harry S. Truman siguió el mismo patrón.
En primer lugar, las fuerzas de EEUU fueron trasladadas deliberadamente fuera de Corea a mediados de
1.949. Según el profesor Bruce Cummings, el Secretario de Estado Dean Acheson hizo un discurso el 12 de
enero de 1.950 ante el National Press Club de Washington, donde dejó claro que Corea del Sur ya no
formaba parte del ámbito de interés de EEUU en Asia. El historiador británico Paul Johnson no entendió
nada y pensó que estaba enfermo (Paul Johnson, "Tiempos modernos", Nueva York, 1.983). Por supuesto, se
consideró que había sido un buen discurso.
Seis semanas antes de la guerra de Corea, Tom Connally, masón y presidente del Comité de
Relaciones Exteriores en el Senado, excluyó a Corea del ámbito de interés estadounidense. La señal dada a