Page 225 - Arquitectos del engaño
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ha provocado la aniquiladora guerra contra Alemania y Austria. La masonería mundial es la responsable del
asesinato del pretendiente en Sarajevo, a través del cual estalló la Guerra Mundial. Una vez más fue la
masonería mundial quien de una manera estrictamente criminal destruyó cada intento de alcanzar una
solución pacífica".
El Grand Oriente de Bélgica actuó durante la Primera Guerra Mundial con el espíritu criminal de la
masonería, cuando el consejo de logias en 1.915 instó a sus hermanos americanos que se opusieran a los
esfuerzos del masón Presidente Wilson de alcanzar una paz basada en el statu quo (N. Eggis, en realidad
Sigfrid Nilsson, "Frimureriet" / "Masonería", Halsingborg, 1.933, p. 154).
Leonid Ratayev, que era jefe de la inteligencia rusa en el extranjero en 1.912 diseñó métodos
individuales para combatir eficazmente la masonería: "Un francmasón al descubierto ha perdido la mitad de
su influencia, dado que todo el mundo sabe con quién están tratando... Pero lo más importante es golpear a
los masones con sus propios documentos y así exponerlos a la sociedad tal como son y no de la manera que
parecen ser." (Oleg Platonov, "La corona de espinas de Rusia: La historia del pueblo ruso del siglo XX",
Moscú, 1.997, volumen 1, p. 279)
Edouard Quartier-la Tente, que era profesor de teología y líder de la Central Masónica International
de Neufchatel, afirmó en uno de sus discursos: "Mediante la difusión de las ideas del Gran Oriente de
Francia y con la unificación de todos los hermanos del mundo la humanidad será conquistada..." (N. Eggis,
en realidad Sigfrid Nilsson, "Frimureriet" / "Masonería", Halsingborg, 1.933, p. 145-155) Esta Central
Masónica unía todas las logias (incluso las no políticas) de todo el mundo intentando establecer una
república mundial (el Nuevo Templo de Salomón) bajo un gobierno masónico. La central intentó conseguir
una gran influencia, especialmente en las logias que no reconocían la francmasonería política.
La masonería mundial está involucrada en un juego secreto de astucia política, está envuelta en la
alegoría cabalística, ilustrada por símbolos difusos que definen la indefinible - maldad ilimitada.
El doble juego de Estados Unidos
Cada vez que se han cometido delitos graves contra la humanidad, los Estados Unidos, de una
manera u otra, han actuado como una eminencia gris entre bastidores, incitando y tirando de los hilos.
Cuando los Estados Unidos van a la guerra, se sigue un cierto patrón masónico. Se hace que la otra parte
dispare primero, o al menos se le acusa de haberlo hecho. De esta manera, el pueblo estadounidense es
seducido para que apoye una guerra injusta.
El 15 de febrero de 1.898, la marina de guerra del Presidente William McKinley cometió un acto de
traición, cuando hizo estallar su propio barco, el Maine, en el puerto de La Habana para crear un pretexto
para hacer la guerra con España. Después de este conflicto los Estados Unidos fueron capaces de dominar el
hemisferio occidental y tomar el control de muchas islas del Pacífico.
Durante la Primera Guerra Mundial, el Presidente Thomas Woodrow Wilson y su estrecho
colaborador Edward M. House querían tentar a los submarinos alemanes para que bombardeasen al
Lusitania, que oficialmente era un barco de pasajeros pero que llevaba tres mil toneladas de munición
destinadas a los británicos. El transporte de municiones a un país en guerra amparado con pasajeros civiles
era ilegal. El New York Tribune publicaba la siguiente sátira el 19 de junio de 1.913: "Un oficial de la línea
de vapores Cunard confirmó hoy al corresponsal del Tribune que la nave rápida Lusitania ha sido equipada
con cañones navales altamente eficientes". El Lusitania estaba registrado como un destructor auxiliar de la
Marina Británica. El gobierno alemán emitió avisos en todos los diarios de Nueva York de que nadie cruzase
el Atlántico a bordo del Lusitania quien lo hiciera asumiría su propio riesgo, ya que el barco llevaba
munición.
El Almirantazgo Británico, en un memorando secreto del 10 de febrero de 1.915, daba instrucciones
sobre cómo camuflar un barco que transportara munición, haciendo que pareciera un barco de carga.
El comandante Joseph Kenworth de la inteligencia de la Armada británica admitió: "Fue un
movimiento deliberado enviar el Lusitania, a muy baja velocidad y sin escolta, a una zona conocida por
albergar un submarino".