Page 221 - Arquitectos del engaño
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de Birkenau alimentados a base coque la capacidad máxima diaria según los expertos (como Ivan Lagacé,
responsable del crematorio en Calgary, Canadá) era de cinco cuerpos por horno. Si los hornos crematorios
de Birkenau funcionaba siempre perfectamente (y sabemos por documentos que éste no era el caso), habría
sido posible quemar no más de 150.000 cuerpos. ¿Dónde estaban entonces los otros 850.000 cuerpos
quemados? Debido a la inevitable escasez de oxígeno es bastante imposible quemar cuerpos en pozos y en
Birkenau era especialmente difícil debido al alto nivel freático.
Los histéricos del holocausto no quieren saber nada de las evacuaciones de judíos soviéticos que
tuvieron lugar después de la invasión alemana y que se demuestra a través de los archivos soviéticos, y
niegan los vuelos en avión de la mayoría de los judíos polacos a la Unión Soviética.
Todos los judíos que los alemanes trasladaron a Rusia y que se quedaron se contabilizaron como
asesinados. Como víctimas del holocausto también se incluyen los judíos que murieron durante las
deportaciones de Stalin y los campos de trabajo soviéticos, así como los soldados aliados judíos que
murieron en una batalla o durante la emigración a Palestina.
En enero de 1.945, Elie Wiesel, prisionero de Auschwitz se hizo daño en un pie y quedó incapacitado
para trabajar. Recibió tratamiento médico, mientras el Ejército Rojo avanzaba rápidamente. Los prisioneros
sanos fueron evacuados junto con la retirada de los alemanes, los enfermos se podían quedar si lo deseaban.
Aunque Elie Wiesel y su padre estaban enfermos, se fueron voluntariamente con los alemanes, que según
Wiesel incluso arrojaban a los bebés y empujaban a los judíos adultos a grandes hogueras.
Todos y cada uno de los "supervivientes" afirma que se salvó gracias a un milagro. Son, por otra parte, la
prueba viviente de que nunca hubo ningún holocausto.
La República Federal Alemana ha pagado más de 120 mil millones de marcos alemanes a Israel y a
las organizaciones sionistas y a particulares judíos. La mayoría del dinero lo ha pagado, en concepto de
multas por unas cámaras de gas inventadas alegremente, a un estado que en el momento del presunto
genocidio todavía ni existía. En "Das jiidische Paradox" (Frankfurt, 1.988, p. 180) Nahum Goldmann
escribió: «Le hablaré sobre dos episodios que pertenecen al capítulo "Cómo hacer millones contando cuentos
de hadas."...»
Las agencias de noticias internacionales informaron el 19 de mayo de 1.997 que los sionistas en
1.995 afirmaban que las víctimas del holocausto judío tenían 7 mil millones de francos suizos en cuentas en
varios bancos suizos, de los que ahora querían ser indemnizados. Una investigación exhaustiva mostraba, sin
embargo, que se trataba de un farol insolente. En 1.996, se concluyó que sólo once judíos muertos en los
campos alemanes tenían una cuenta en Suiza. En total conseguieron salvar 11.000 francos suizos. Este es un
ejemplo típico de la audacia, de la desfachatez de los judíos.
El historiador económico sueco Gunnar Adler-Karlsson escribió en su libro "El choque de los súper
cerebros" ("Superhjarnornas kamp", Estocolmo, 1.998, p. IV): "Soy consciente de que cada crítica al
comportamiento de las organizaciones judías conduce inmediatamente a una condena de antisemita... a pesar
de este riesgo, mis temores son aún más profundos de que las demandas de indemnización de diversa índole
de los judíos por lo que pasó con Hitler tendrán consecuencias más horribles para los mismos judíos, y no
menos importantes para la existencia del estado de Israel."
Jiirgen Graf preguntaba en su libro: "¿Qué clase de democracia es esta, donde un engaño de esta
magnitud es mantenido vivo durante décadas mediante primitivos métodos de estado policial?"
Esta "prueba fotográfica" es una fotografía de una pintura (1.960)