Page 217 - Arquitectos del engaño
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Durante la guerra hubo 14 campos de concentración grandes y varios más pequeños. Además había
        500 más de los llamados campos de trabajo que contenían cada uno de ellos desde unos cuantos cientos
        hasta más de 1.000 prisioneros. El austriaco campo de Mauthausen fue notorio por su falta de humanidad.
               Había reglas estrictas para los funcionarios de las SS que estaban al cargo. Karl Koch, comandante de
        Buchenwald, fue fusilado por corrupción y asesinato. Hermann Florstedt, el comandante de tan mala fama
        de Majdanek, fue colgado frente a los prisioneros reunidos.
               El  4  de  junio  de  1.937,  el  Gruppenfiihrer  de  las  SS  Theodor  Eicke  informó  en  un  memorándum
        interno que el Oberscharfiihrer de las SS Zeidler había asaltado sádicamente a un recluso en el campo de
        concentración de Sachsenhausen. Como advertencia a los demás vigilantes, fue degradado, licenciado de las
        SS y entregado a las autoridades. Eicke señaló que no estaba tolerado agredir a los reclusos.
               Entre el 1 de julio de 1.942 y el 30 de junio de 1.943, murieron 110.812 reclusos en los campos de
        concentración,  según  queda  demostrado  en  las  estadísticas  recogidas  por  el  Waffen  de  las  SS  General
        Oswald Pohl para Heinrich Himmler. En agosto de 1.943, el número total de prisioneros en el campamento
        era de 224.000, y un año más tarde había 524.000.
               Al  educador  suizo  Jurgen  Graf  le  chocaron  muchos  de  los  disparates  de  la  versión  oficial  del
        "holocausto".  Por  lo  tanto,  compiló  todo  el  material  disponible  en  un  libro,  "El  holocausto  a  juicio:  Los
        relatos de los testigos hacia las leyes naturales" ("Der Holocaust auf dem Priifstand: Augenzeugenberichte
        versus Naturgesetze"). El libro es muy convincente por su verosimilitud.
               Afirma:  «Salvo  en  los  últimos  caóticos  meses  de  la  guerra,  el  peor  período  en  los  campamentos
        fueron el verano y otoño de 1.942. Durante estos meses más de 300 personas murieron de fiebre tifoidea
        haciendo vida cotidiana en Auschwitz. La enfermedad también reclamó entre sus víctimas a los guardias de
        las SS. Dentro de los complejos de Auschwitz la mayoría de las muertes se produjeron en Birkenau, tres
        kilómetros al oeste del campamento principal, que se había convertido en un campamento hospital. Durante
        ciertos períodos murió en Birkenau más gente que en todos los otros campos juntos. Este "campamento de la
        muerte" donde sucumbieron probablemente entre 60.000 a 80.000 presos, principalmente por enfermedad
        (¡también hubo ejecuciones y asesinatos!), más tarde se convirtió en el legendario "campo de exterminio",
        donde según los "historiadores" fueron asesinados entre uno y cuatro millones de personas.
               Para  quemar  los  cadáveres  de  las  víctimas  de  la  enfermedad,  había  hornos  crematorios  y  para
        almacenar los cadáveres antes de la cremación debía haber tanatorios y bodegas construidas especialmente
        para  ello,  que  la  leyenda  más  tarde  convertiría  en  "cámaras  de  gas".  Incluso  las  duchas,  al  menos
        parcialmente, se convirtieron en "cámaras de gas". Y la división de los prisioneros en sanos y discapacitados
        se convirtió en "la selección para las cámaras de gas". Así nació la mentira más fatídica de nuestro siglo, la
        mentira de Auschwitz.»
               Hay paralelos históricos en cuanto a la tasa de mortalidad en campos de detención similares. En los
        campos de prisioneros de la Unión Douglas y en Rock Island durante la Guerra Civil estadounidense, la
        media mensual de muertes era del 2 al 4 por ciento, y en el campo de prisioneros de la Confederación en
        Andersonville murieron 13.000 de los 52.000 soldados capturados de la Unión. Durante la guerra de los
        Boers los británicos encarcelaron aproximadamente a 120.000 civiles Boers, así como a decenas de miles de
        nativos  africanos,  de  los  que  murió  uno  de  cada  seis.  Ni  los  prisioneros  de  guerra  en  la  Guerra  Civil
        americana  ni  los  de  la  guerra  de  los  Boers  murieron  deliberadamente;  casi  todos  ellos  murieron  de
        epidemias. La cifra de muertos se puede comparar a la de Dachau (sobrevivieron el 84%) o de Buchenwald
        (sobrevivieron el 86%).
               ¿Cómo  puede  alguien  confiar  en  los  sionistas,  cuando  ya  durante  la  primera  Guerra  Mundial
        mintieron  sobre  este  asunto?  La  propaganda  sionista  después  de  la  primera  Guerra  Mundial  afirmó  que
        habían muerto seis millones de judíos a causa del hambre, las epidemias y el holocausto.
               Poco después de la Segunda Guerra Mundial aparecieron diferentes versiones del holocausto. ¿Cuál
        de ellas se supone que uno debe creer?
               Stefan Szende (Dr.), un judío sueco de ascendencia húngara, escribió en su libro "La promesa que
        Hitler respetó" (Nueva York, 1.945), sobre el campo de concentración de Belzec: "Los trenes que llegaban a
        Belzec  cargados  de  judíos  eran  conducidos  por  un  túnel  a  las  instalaciones  subterráneas  del  edificio  de
        ejecución. Allí los judíos bajaban y tenían que dejar sus pertenencias. Cada día llegaban trenes llenos de
        judíos desde Alemania, Austria, Checoslovaquia, Bélgica, Holanda, Francia y los Balcanes... los llevaban a
        salas  enormes  capaces  de  albergar  a  varios  miles  de  personas.  En  estas  habitaciones  no  había  ninguna
        ventana, estaban construidas completamente con metal y tenían el suelo que se podría bajar.
               Los suelos de estas salas, con miles de judíos, se hundían en una balsa de agua, que había debajo -
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