Page 218 - Arquitectos del engaño
P. 218
pero sólo lo suficiente como para que la gente no quedara totalmente sumergida bajo el agua. Cuando todos
los judíos sobre la placa de metal tenían el agua por encima de las caderas, se enviaba una descarga eléctrica
a través del agua. Al cabo de unos momentos, todos los judíos, miles a la vez, estaban muertos.
A continuación, la placa de metal salía fuera del agua. Con todos los cadáveres de las víctimas
asesinadas. Se enviaba otra descarga eléctrica, y la placa de metal se convertía en un horno crematorio, al
rojo vivo, hasta que todos los cuerpos eran reducidos a cenizas.
Unas grúas enormes levantaban nuevamente el suelo y vaciaban las cenizas. El humo salía a través
de grandes chimeneas industriales .
Este era todo el procedimiento. Tan pronto como se acababa, se podría volver a empezar de nuevo.
Constantemente nuevos lotes de judíos eran conducidos por los túneles. Los trenes individuales llevaban
entre 3.000 y 5.000 judíos a la vez y había días en que por la línea de Belzec se veían llegar entre veinte y
treinta de estos trenes.
La tecnología moderna triunfó en el sistema nazi. El problema de cómo exterminar millones de
personas se resolvió."
El libro de Szende fue retirado del mercado y destruido, cuando más tarde se escogió la versión de la
cámara de gas. Los hechos sobre el exterminio de los judíos se publicaron ya en 1.942 en periódicos
controlados por los sionistas como The New York Times. El propósito principal de esta propaganda de terror
era destacar la necesidad de establecer una patria judía.
El historiador estadounidense Arthur R. Butz analiza en su libro "La gran estafa del siglo XX"
(Ladbroke, 1.976) cómo se originó el fraude del siglo. Su conclusión: "Las cámaras de gas son fantasías de
la posguerra".
En The New York Times fueron descritos varios métodos de exterminio, además del de las cámaras
de gas. El 7 de febrero de 1.942, aparecieron cuentos sobre "lugares donde envenenaban la sangre" en la
Polonia ocupada y el 30 de junio de 1.942 sobre "una casa de tiro", donde disparaban cada día a miles de
judíos. Estas versiones fueron abandonadas ya antes del final de la guerra. Luego vinieron las cámaras de la
muerte de vapor que incluso se presentaron en los juicios de Núremberg.
Estos son unos cuantos ejemplos más: Los judíos eran asesinados con hornos eléctricos... Los judíos
eran asesinados con fuertes descargas con duchas eléctricas y entonces convertidos en jabón. Esta versión es
de Simon Wiesenthal... Los judíos eran asesinados con cal viva y gases de diesel...
En el juicio de Belzec en 1.965 un tribunal alemán estableció la versión donde los judíos habían sido
asesinados con Zyklon B, mediante un sistema de tuberías que lo llevaba a las duchas. El Tribunal creyó que
pasadas unas semanas se cambió a los gases de diesel. Aparentemente los estúpidos hombres de las SS
tardaron un par de semanas en darse cuenta de que era imposible hacer pasar los granos de zyclon por las
tuberías. Además, las SS hicieron lo contrario en otros campos y pasaron de los carburantes diesel al Zyclon
B, todo ello según la histeria del holocausto...
No hay, sin embargo, ninguna prueba del asesinato de 600.000 judíos en Belzec - ni un solo
documento alemán. No se han encontrado fosas, ni las cenizas después de 600.000 asesinados y reducidos a
cenizas. Las cámaras de gas no se han encontrado por ninguna parte.
En enero de 1.995, la revista francesa L' Express informó que el personal de Auschwitz ahora admitía
que la cámara de gas conocida como la Krema I había sido erigida en 1.948 por el gobierno comunista
polaco para beneficiarse de los turistas extranjeros. Fred Leuchter ya había revelado el engaño en 1.988.
Hay evidencia de que todas las cámaras de gas fueron construidas después de la Segunda Guerra
Mundial por soldados soviéticos y también americanos. En las fotografías aéreas realizadas por aviones de
reconocimiento estadounidenses durante la guerra, no se pueden observar ninguna de estas construcciones.
También en Polonia ha sido admitido que las cámaras de gas fueron construidas después de la guerra.
Las tropas aliadas en Bergen-Belsen, Buchenwald y Dachau encontraron, además de montones de
cadáveres y esqueletos andantes, decenas de miles de prisioneros aparentemente sanos y bien alimentados,
de los cuales casi nunca se ha mostrado ninguna imagen. Por otra parte, hay un montón de fotografías
falsificadas, entre ellas pinturas presentadas como fotografías.
En la Universidad de Lund, en Suecia, se recogieron 564 testimonios de supervivientes de los
campos de concentración nazis. Un estudiante polaco, nacido en 1.924, describe el trabajo pesado y el
maltrato desde abril de 1.945, cuando pasó diez días en Bergen-Belsen. El estudiante declaró: "Lo primero
con que nos encontrábamos eran montones de cadáveres esparcidos por todas partes. Eran víctimas de una
epidemia de fiebre tifoidea. Fue horrible tener que arrastrar los cuerpos hasta grandes diques utilizados como
fosas." (Goteborgs-Posten, 30 de julio de 2.000)