Page 212 - Arquitectos del engaño
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combustible en los alrededores de las islas Canarias (Charles Higham, "Comerciando con el enemigo",
Nueva York, 1.984, p. 61).
El historiador judío Ladislas Farago, que entonces trabajaba para la inteligencia norteamericana,
estuvo de acuerdo: "La guerra de Hitler con submarinos contra los buques anglo-americanos durante el
invierno de 1.942-1.943 fue un éxito gracias a la ayuda que recibió de Rockefeller." ("La guerra silenciosa",
Estocolmo, 1.956, p. 77).
En 1.940, la Standard Oil de Nueva Jersey (ahora Exxon) tenía seis petroleros con bandera
panameña, tripulados por oficiales nazis para llevar el fuel-oil desde las refinerías de la Standard Oil hasta
las Islas Canarias, lugar de abastecimiento de los submarinos nazis (Antony Sutton, "Como el orden crea la
guerra y la revolución", Bullsbrook, 1.985, p. 64). Un informe de la inteligencia al Fifth Corps de Columbus,
Ohio, el 15 de julio de 1.941 decía que los nazis no habían hundido ningún barco de la Standard Oil.
Los submarinos alemanes hundieron 3.000 barcos americanos. La Standard Oil también suministraba
combustible para la Luftwaffe. Según un informe del FBI de 1.942, durante la guerra el 20 por ciento de la
producción energética de la Standard Oil iba a Alemania. La Standard Oil era propietaria y extraía el
petróleo en la Rumania ocupada por los alemanes. El presidente de la empresa Harriman-Bush, Karl
Lindemann, tenía permiso para avalar los cheques de la Standard Oil en beneficio del jefe de las SS Heinrich
Himmler.
Franklin D. Roosevelt había permitido oficialmente el comercio con el enemigo, el 13 de diciembre
de 1.941, cuando se firmó la "Licencia General de conformidad con la sección 3 (a) del acto de comercio
con el enemigo". El documento también estaba firmado por el judío francmasón y Secretario del Tesoro,
Henry Morgenthau y el Procurador General Francis Biddle. Morgenthau participó en los juicios de
Núremberg a fin de salvaguardar los intereses norteamericanos.
El 14 de marzo de 1.985, el diario sueco Aftonbladet mostraba que los banqueros Jacob y Marcus
Wallenberg también habían trabajado estrechamente con el régimen nazi haciendo préstamos de grandes
cantidades de dinero a IG Farben. Dos historiadores holandeses, Gerard Aalders y Cees Wieber, pasaron seis
años buscando su evidencia. En 1.939 se firmó un contrato entre los nazis y Wallenberg, válido hasta 1.944.
Durante este periodo, Jacob Wallenberg visitó Alemania en repetidas ocasiones para negociar con el
gobierno de Hitler. IG Farben daba forma a la política exterior de Hitler, como fue confirmado por Georg
von Schnitzler, miembro de la Junta de IG Farben: "IG Farben es básicamente responsable de las políticas de
Hitler".
En Estados Unidos, Wallenberg era la fachada de varias empresas propiedad del industrial alemán
Robert Bosch. Después de la guerra, cuando se descubrieron los acuerdos, los estadounidenses confiscaron
las empresas pero el dinero misteriosamente fue devuelto a Wallenberg. Gerard Aalders dijo en Aftonbladet:
"Cómo lograron devolver el dinero a los Estados Unidos sigue siendo un secreto."
El Stockholms Enskilda Bank hacía de fachada de Bosch, Krupp, IG Farben y otras empresas
importantes de Alemania durante la Segunda Guerra Mundial. El banco Wallenberg les ayudó, entre otras
cosas, haciéndose pasar por el comprador de sus empresas filiales extranjeras (Gerard Aalders y Cees
Wieber, "Affari till varje pris" / "Negocios a cualquier precio", Estocolmo, 1.989).
La familia Wallenberg también colaboró con los líderes soviéticos. Esto fue revelado por el ex jefe
del espionaje de Escandinavia, Yelisei Sinitsyn, en su libro "El testigo residente" (Moscú, 1.996, p. 260).
Relató como los Wallenberg, durante la Segunda Guerra Mundial, se aseguraron de que la Unión Soviética
recibiera regularmente rodamientos de bolas de alta calidad y suministros militares. Sin este suplemento la
Fuerza Aérea Soviética habría tenido serios problema. Casi cada noche, aterrizaban aviones soviéticos en los
aeródromos suecos con el permiso del gobierno sueco para transportar refuerzos para las fábricas soviéticas
de aviones.
El gobierno sueco también delegó en Raoul Wallenberg la tarea de velar por los intereses soviéticos
en Budapest. Pero como Raoul Wallenberg también cooperaba con los servicios de inteligencia alemanes y
americanos y protegía otros intereses (entre ellos los de los fascistas italianos y los empresarios inútiles) fue
arrestado, llevado a la Unión Soviética y ejecutado con una inyección de veneno.
Después de la Conferencia de Yalta Churchill declaró: "Ahora sabemos que tenemos un amigo
(Stalin) en quien podemos confiar." Esto lo dijo para engañar a la opinión occidental. Los masones eran muy
conscientes de que Stalin no era más digno de confianza que Hitler.
Estos poderes sabían exactamente qué pasaría con los europeos del Este antes de que Stalin tuviera
acceso a las nuevas tierras de la Europa Oriental. Se ha afirmado que Winston Churchill acuñó la expresión
'telón de acero' el 5 de marzo de 1.946 en el Westminster College, Fulton, Missouri. No fue así. De hecho,