Page 12 - Notas de Prensa
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Fragmento de la noticia:
En plena crisis sanitaria, no hay empresa, grupo o persona que no haya mostrado su
intención de aportar su granito de arena para superar la situación. Ya hemos visto cómo
grandes fábricas dejaban sus trabajos habituales para ponerse a fabricar utensilios que sirvan
en esta guerra contra el virus o cómo miles de voluntarios se ofrecían para hacer lo que
hiciera falta para conseguir aplanar la curva, desde ir a comprar a construir protectores 3D,
pero no todo es tan sencillo como parece. En un mundo como el sanitario, la propiedad
intelectual es algo clave y la guerra de patentes también se hace notar en estos días.
Uno de los últimos casos, y quizás el más llamativo, ocurría en Italia después de que unos
jóvenes aficionados y profesionales de la impresión 3D decidiesen fabricar respiradores
artificiales para conseguir aliviar la situación de un hospital de Brescia. Seguramente vieras
la noticia, porque la acción se ha hecho viral y ha ayudado a que cientos de aficionados a este
tipo de maquinaria se hayan lanzado a colaborar en sus distintos países, creando todo tipo
de utensilios sanitarios, pero lo que es posible que no supieses es que detrás de esta acción
desinteresada y a la desesperada se vivía una batalla entre el fabricante original de los
respiradores y los desarrolladores de su versión en 3D. (Cid, 2020)
Actualmente, la humanidad se encuentra cursando no sólo una enorme crisis sanitaria, sino económica
y social a la par. Debido al fácil contagio del COVID - 19, los hospitales de los países con mayor
número de contagiados se encuentran saturados en capacidad y con una escasez de equipo médico,
que ha llevado a las personas a recurrir a otras alternativas, ya que, debido a esto, numerosos pacientes
han muerto debido a la falta de atención médica necesaria.