Page 192 - La importancia de las plantas medicinales
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Contribuciones de la biodiversidad
             al bienestar humano y la autonomía


                                      bebé y su relación con las esencias inmateriales del mundo; con lana el médico
                                      ancestral “registra” el bebé ante los seres espirituales, los dueños
                                      sobrenaturales y naturales, para que lo reconozcan como propio, no le hagan
                                      daño y protejan su cuerpo de la enfermedad. Con este ritual el recién nacido

                                      queda “registrado en la visión del clan”, sin embargo aún no se identifica como
                                      upichía (matapí). La pintura con lana tarda seis días en desteñirse de la piel,
                                      desvanecimiento que ocurre por la descamación de la piel, suceso que se
                                      relaciona con la remoción de las energías del vientre materno del cuerpo del

                                      recién nacido; con esta pintura negra el bebé ingresa a la energía de la na-
                                      turaleza y con una piel propia que le corresponde; luego de esto cesan las
                                      restricciones para bañar al bebé en ríos y quebradas. Una vez termina este
                                      periodo el lawichu´ra´aru utiliza temé temé o copai, buscando que el bebé se
                                      integre a la energía de la luz, para que la luminosidad de las llamas del fuego y

                                      del sol no le perturben. Luego de estos rituales, que tardan solo unas cuantas
                                      horas   en el posparto, comienza la lactancia materna, la que se considera
                                      protege y purifica al bebé. Es costumbre además que el lawichu´ra´aru de
                                      protecciones adicionales a los jiñá o recién nacidos, para que no se desesperen

                                      mientras descansan en el chinchorro. Por último el médico tradicional toma
                                      ceniza del fogón y la conjura, buscando que las malas energías de la tierra no
                                      perjudiquen   la sangre del bebé. Las familias emberá del Chocó acostumbran
                                      realizar, a los diez meses de vida, una ceremonia denominada bautizo, en la cual

                                      el jaibaná les pinta con jagua, en algunas partes los bañan en el río, les cantan
                                      chicha de maíz, les soban con bastones y les dan un espíritu protector
                                      representado en una figura tallada en balso (Pineda y Gutiérrez 1999). Por su
                                      parte, los nukak recomiendan a los padres de los recién nacidos seguir

                                      restricciones alimentarias que pretenden preservar la salud y asegurar el
                                      adecuado crecimiento de los infantes; se evita el consumo de carne de venado,
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