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Grupo de investigación Oralidades, Narrativas Audiovisuales y Cultura Popular en el Caribe Colombiano
Y ver el sinsonte, el
turpial, cantando a
las cuatro y media
en esa época, del 91 al 96, 97; y de de la mañana, a este pueblo con lo que teníamos
pronto irnos para la sequía a cargar puesto y encontrar la zozobra aquí,
agua, a las tres y media o cuatro de para nosotros el paramilitar pasaban en las motos
la mañana, ese era el proyecto de y camionetas, de noche nos levantá-
vida de nuestras familias, la alegría era la alegría, y bamos corriendo, yo me volé varias
de nuestros hijos. Eso era muy im- veces para allá para Corelca con mi
portante para nosotros como seres el guapurreo de madre, mi peladito.
humanos. Comenzamos con una
alianza con Incora. Nos iban a in- nosotros llamando El 18 de mayo llegaron los parami-
vitar a cursos, seminarios, llevaban los chivos y los litares al corregimiento de Los Bra-
plantas, presentaban videos, y era siles ¿Y mi comunidad que se hizo?
una realidad tan hermosa, que uno puercos era una Allá en ese corregimiento los cogie-
nunca llegó a pensar el cambio que ron las balas asesinas. Por acá por
tuvo esta historia a la historia tan alegría, y ese esta trocha botaron a cuatro. Llegar
amarga que vivimos nosotros. a ese corregimiento y ver el llanto,
el dolor, hacer un entierro de cuatro
Un 23 de abril, a las cinco y media era el estímulo personas en la mañana y de pronto
de la mañana, empezaron a recoger de nosotros en irnos para San Diego a acompañar a
nuestra gente. Nosotros corriendo los otros cuatro es triste y doloroso.
sin saber qué era lo que pasaba. Se esa época, del Y el Estado no estar presente con
acabó la alegría de las 80 familias. nosotros en esos momentos difíci-
La alegría se convirtió en llanto. 91 al 96, 97; y de les y de venir desde San Diego para
Aquí llegamos a las cuatro de la ma- acá con un nudo en la garganta y
ñana abajo de un aguacero, dejando pronto irnos para no había sueños, ni tranquilidad, ni
todo. Allá quedaron todo el sudor, nada. Yendo a Incoder y las oficinas
la fuerza de una comunidad, la ale- la sequía a cargar del Incora que las pasaron para acá,
gría quedó allá, donde quedaron dos para Codazzi, y de pronto se termi-
muertos. Era triste. No encontramos agua, a las tres nó ese 97, bajo el llanto y el dolor.
respuesta. Solo llorar, y de pronto
preguntar: ¿dónde estará Arístides?, y media o cuatro En el 98 el Incora iba a medir las
¿Bigotes?, ¿dónde estará Juancho tierras sin avisarle a la comunidad,
Huevos?, ¿don Chinche? Y decían: de la mañana, ese y nosotros porque un funcionario de
“No, es que mataron fue a Darío era el proyecto de allá aviso: “fueron a medir y ahí si
Parada”, nada más era el llanto. La hubo plata”. Un grupo de parami-
gente corriendo sin saber a dónde vida de nuestras litares allá midiendo sin saber qué
estaba ese tejido social y viendo era, y yo peleando esos derechos,
que ese amanecer aquí en Codazzi familias, la alegría preguntando por qué no avisaron,
no era el que queríamos. Esos entie- y a muchos nos tocó pagar 100.000
rros no tuvieron los abrazos de una de nuestros hijos. pesos para tener ese derecho, pagar
comunidad, era terrible. Venir aquí por la sangre que se había derrama-
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