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Grupo de investigación Oralidades, Narrativas Audiovisuales y Cultura Popular en el Caribe Colombiano
comprar la patilla, y eran camiones nos alcanzaba para los pasajes, tres una banquita de esas que hacíamos
de patilla y de ahuyama, de melón, almuerzos que la señora del restau- con guácimo, para nosotros era un
ya entraban los carros a buscar el al- rante a veces venía con una totuma- orgullo, era como nosotros hacer un
godón. Camiones salían blanquitos da que decía: “aquí hay hambre”. Yo sofá, sentarnos ahí a media noche;
de algodón y ya había pozos arte- recuerdo eso y nosotros llegábamos y de pronto coger una totumeada de
sanales. Ya había gente que compró a Los Brasiles a las siete, ocho, nue- chicha de maíz, tomársela uno, para
la plantica solar, otro que a motor, y ve de la noche, y llegábamos a las nosotros era un orgullo; y de pron-
ya El Toco era otra vida. Usted pa- 11 de la noche a pie al territorio, y to ver nuestros hijos dormidos ahí;
saba por los yucales y veía el poco contentos. No había cansancio por- y de pronto a veces irnos para allá
de huevos que ponían las gallinas, que la alegría quitaba el cansancio. para las rozas y traer patilla, melón,
la alegría de los niños, los unifor- para que nuestros pelaos comieran,
mes, los profesores contentos. Era En las fiestas patronales, el 11 de eso era para nosotros un estímulo;
un romance de vida. noviembre, el día de San Martín de y de pronto levantarnos a las cuatro
Loba, nos ubicábamos en el case- de la mañana, coger los burros irnos
Ya uno mataba el novillito, lo salaba río. Allá en El Toco había un señor, a traer agua, llenar nuestros calam-
y ya tenía. Uno mataba el chivo, lo Toño Chibolo, que eso era más ple- bucos a las tres o cuatro de la ma-
ponía saladito, llevábamos los bul- be. Teníamos tambora de carnaval; ñana, para a las seis de la mañana
tos de sal y había caña. Había gen- la gente bailaba. Bigote era cuente- estar el desayuno listo con maíz. La
te que sacaba guarapo. Ya nosotros ro. Miguel Tobías, ese hombre, era mujer moliendo, eso era un orgullo.
nos olvidamos de Codazzi. Noso- pata de perro. Él está aquí en Co- No nos sentíamos como si había
tros veníamos y ya a las dos de la dazzi, vive aquí en El Tesoro. Ese cansancio. Había estímulos entre la
tarde nos fastidiaba. La felicidad era hombre sí ha sufrido. Él duro los tierra. Entonces es un estímulo muy
allá. Había una hija de Aristel que años que duró, y no salía ni a Los importante a uno. Esa es la identi-
lloraba cuando la traían para acá, mi Brasiles. Ese hombre era feliz. En dad de nosotros; ver los cañahuates
hija que murió; a ella no le gustaba este pueblo se acabó. florecidos amarillos, nos sentía-
venir a clases. La felicidad de ella mos orgullosos; no había árboles
era allá. Teníamos el poco de hue- El Toco era tan alegre que nos uni- de navidad que hubiera luces que
vos criollos y eso llovía quien los mos a los carnavales del municipio alumbraran, esa alegría de nosotros,
comprara. Iban a comprar pavo para de San Diego y llevamos nuestra porque ver no más los cañahuates,
el mes de diciembre, y eso iban era reina a Valledupar, que hablaron el roble, ver su cañahuate florecido,
por lotes, puercos, chivos… Imagí- por las emisoras de Cañahuate y amarillo, era más importante eso
nate que la gente se iba para allá a Guatapurí. Coca-Cola nos patro- que un árbol de navidad, que tenía
pasar diciembre, y no se lo pasaban cinó. Mira todo lo que mostraba la ese poco de colores.
en el pueblo. Dormían en hamacas, alegría de nosotros, y era hermoso
así, en los ranchones, y era bonito. levantarse. Se acostaba uno a las Y ver el sinsonte, el turpial, cantan-
nueve de la noche y levantarse a do a las cuatro y media de la maña-
Imagínate que nosotros los prime- la una, y abrir los brazos y ver esa na, para nosotros era la alegría, y el
ros días que comenzamos a ir a Va- luna llena, y de pronto prender ese guapurreo de nosotros llamando los
lledupar salíamos siete personas y fogón de leña y hacer un café; fu- chivos y los puercos era una alegría,
comprábamos tres almuerzos para marse un tabaco. Eso era para no- y ese era el estímulo de nosotros
partirlos para los siete, porque no sotros era el orgullo. Sentarnos en
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