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Procedimiento:

Pedimos al grupo que se organicen en parejas.

Las parejas se acomodarán en un extremo del salón. Cada una de las parejas tendrá un
palo de escoba partido a la mitad (puede ser cualquier palo). Ambos integrantes
tomarán el palo de la escoba por las puntas. El objetivo es que uno de los integrantes de
la pareja llegue al lado contrario, mientras el otro, intenta desviarlo o impedir su avance.
El primer participante empujará con fuerza hacia su objetivo mientras que el otro
participante no dejará que avance. El ejercicio se repite para que ambos integrantes
tengan la experiencia.

Explicaremos que la intención de este ejercicio es que el participante llegue hasta la otra
pared, deben tener en cuenta que éste es un objetivo muy importante.

Una vez concluida esta parte del ejercicio, comenzaremos a dialogar con el grupo a
través de las siguientes preguntas:

¿Qué manifestaciones físicas reconociste en este ejercicio?

¿De qué te hablan estas respuestas corporales?

¿Refleja este ejercicio de alguna manera la vida real?

¿Quiénes lograron llegar a su objetivo?

De los que llegaron al objetivo, reflexionen en voz alta: ¿qué consideran que les
permitió lograrlo?

De los que no alcanzaron el objetivo: ¿cuáles consideran que fueron los elementos
que se los impidieron?

¿Sobre qué había que centrar la(s) decisión(es) que debían tomar?

Al finalizar esta actividad, llamaremos la atención sobre la necesidad tanto de tener
recursos, librar obstáculos y aprender a desprenderse de cosas para lograr los objetivos,
aspectos que tienen que considerarse en la toma de decisiones.

En caso de que nadie haya soltado el palo que le impedía avanzar es importante
recuperar esta experiencia para la vida diaria, en donde se suele viajar más cargado de lo
necesario y nos aferramos a las cosas, a las personas y a las propias ideas hasta el
extremo de poner en riesgos los propósitos de nuestra propia vida, complejizando
nuestras decisiones.

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