Page 120 - Drácula
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Drácula de Bram Stoker


                  to, donde la encontré dormida. Al tiempo que me hablaba taco
                  neaba juguetonamente con el tacón de su bota sobre la lápida, y
                  dijo:
                         —¡Mis pobres pies no hacían mucho ruido entonces! Me
                  atrevo a decir que el pobre señor Swales me habría dicho que
                  era porque yo no quería despertar a Geordie.

                         Como estaba tan comunicativa, le pregunté si había te
                  nido algún sueño esa noche. Antes de responderme, esa su
                  mirada tan dulce y traviesa asomó a su cara, la cual dice Arthur
                  (lo llamo Arthur por costumbre de ella) que ama; y, de hecho, no
                  me extraña que así sea. Entonces, continuó de una manera
                  ensoñadora, como si estuviera tratando de recordar lo sucedido.
                         —No soñé propiamente, pero todo parecía ser muy real.
                  Sólo quería estar aquí en este lugar, sin saber por qué, pues
                  tenía miedo de algo, no sé de qué. Aunque supongo que estaba
                  dormida, recuerdo haber pasado por las calles y sobre el puente.
                  Al tiempo que pasaba saltó un pez, yo me incliné para verlo y
                  escuché muchos perros aullando; tantos, que todo el pueblo
                  parecía estar lleno de perros que aullaban al mismo tiempo,
                  mientras yo subía las gradas. Luego tuve una vaga sensación de
                  algo largo y oscuro con ojos rojos, semejante a lo que vimos en
                  aquella puesta de sol, y de pronto me rodeó algo muy dulce y
                  muy amargo a la vez; entonces me pareció que me hundía en
                  agua verde y profunda, y escuché un zumbido tal como he oído
                  decir que sienten los que se están ahogando; y luego todo pare
                  ció evaporarse y alejarse de mí; mi alma pareció salir de mi
                  cuerpo y flotar en el aire. Me parece recordar que en una oca
                  sión el faro del oeste estaba justamente debajo de mí, y luego
                  hubo una especie de dolor, como si me encontrara en un terre
                  moto, y volviera a mí, y descubrí que me estabas sacudiendo. Te
                  vi haciéndolo antes de que te pudiera sentir.
                         Entonces comenzó a reírse. A mí me pareció todo aque
                  llo pavoroso, y escuché sin aliento. Aquello era sospechoso, y
                  pensé que sería mejor que su mente no se detuviera más en el
                  tema, por lo que nos pusimos a hablar de otras cosas, y Lucy
                  estaba como en sus buenos tiempos. Cuando regresamos a
                  casa, la fresca brisa la había vigorizado, y sus pálidas mejillas
                  estaban realmente más sonrosadas. Su madre se regocijó al
                  verla así, y todas pasamos muy contentas una veladajuntas.







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