Page 124 - Drácula
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Drácula de Bram Stoker


                         Esta noche estoy bastante cansado y desanimado. No
                  puedo dejar de pensar en Lucy, y de cómo hubiesen sido las
                  cosas diferentes, Si no duermo de inmediato, cloral, el moderno
                  Morfeo: CHCl3CHO. Debo tener mucho cuidado para no habi
                  tuarme a él. ¡No, no tomaré nada esta noche! He pensado en
                  Lucy, y no la deshonraré a ella mezclándola con lo otro. Si así
                  tiene que ser, pasaré la noche en vela...
                         Más tarde. Estoy contento de haber tomado esa resolu
                  ción; más contento aún de haberla realizado. Había estado dan
                  do vueltas en la cama durante algún tiempo; y sólo había escu
                  chado al reloj dar dos veces la hora, cuando el guardia de turno
                  vino a verme, enviado por mi asistente, para decirme que Ren
                  field se había escapado. Me vestí y bajé corriendo inmediata
                  mente; mi paciente es una persona demasiado peligrosa como
                  para que ande suelta. Esas ideas que tiene pueden trabajar
                  peligrosamente frente a extraños.
                         El asistente me estaba esperando. Me dijo que lo había
                  visto hacía menos de diez minutos, aparentemente dormido
                  sobre su cama, cuando miró a través de la rendija de observa
                  ción en la puerta. Luego su atención fue atraída por el ruido de
                  una ventana que estaba siendo desencajada. Corrió de regreso
                  y vio que sus pies desaparecían a través de la ventana, y enton
                  ces envió rápidamente al guardia a que me llamara. Renfield
                  estaba sólo con su ropa de noche, por lo que no debía andar
                  muy lejos. El asistente pensó que sería más útil mirar hacia don
                  de iba que perseguirlo, ya que podía perderlo de vista mientras
                  daba vuelta para salir por la puerta del edificio.
                         Era un hombre corpulento, y no podía salir por la venta
                  na. Yo soy delgado, así es que con su ayuda, salí, pero con los
                  pies primero, y como sólo nos encontrábamos a unos cuantos
                  pies sobre la tierra, caí sin lastimarme. El asistente me dijo que
                  el paciente había corrido hacia la izquierda y había desaparecido
                  en línea recta. Por lo que yo me apresuré en la misma dirección
                  lo más velozmente que pude; al tiempo que atravesaba el cintu
                  rón de árboles vi una figura blanca escalando el alto muro que
                  separa nuestros terrenos de los de la casa desierta.
                         Corrí inmediatamente de regreso, y le dije al guardia que
                  trajera tres o cuatro hombres y me siguieran a los terrenos de
                  Carfax, en caso de que nuestro amigo fuese a comportarse peli
                  grosamente. Yo mismo conseguí una escalera, y salvando el
                  muro, salté hacia el otro lado. Pude ver la figura de Renfield que
                  desaparecía detrás del ángulo de la casa, por lo que corrí tras él.



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