Page 6 - Mitos y cuentos egipcios de la época faraónica (ed. Gustave Lefebvre)
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PRESENTACIÓN

       Uno de los rasgos más destacados de la cultura egipcia es la riqueza
    de su literatura, abarcando una amplia gama de géneros y de formas lite­
     rarias, entre los que sobresalen, por su calidad y por su atractivo, los re­
    latos mídeos y los cuentos. Se trata de unos textos de gran personalidad,
    sin paralelos claros en la literatura del Antiguo Oriente Próximo.  En el
    mundo  mesopotámico  y  sus  áreas  de  influencia,  por  ejemplo,  dejando
    aparte la literatura religiosa y los mitos en ella enraizados, no existe nada
    similar, al menos no con tal entidad y diversidad. En este sentido, Egip­
    to se perfila como antecedente dignísimo de una literatura que nos he­
    mos acostumbrado a etiquetar como «oriental» y que ofrece al lector ju­
    gosas  obras  que, pasando  por la India y Persia,  logran  su  modelo  más
    reconocido en la célebre recopilación de las M il y  Una Noches.
       Este tipo de obras suponen generalmente una lectura grata y fácil, que
    proporciona además una puerta de entrada privilegiada a un mundo que,
    con el empeño continuo de hacerlo distinto, extraño y exótico, se nos re­
    construye casi siempre como un acabado modelo de alteridad, de algo en
    fin que  tiene poco  que ver con nosotros  mismos.  Se  trata  de  un grave
    error de percepción, error que la humanidad, la gracia, el ingenio, a veces
    hasta la crudeza, y en  todo  caso  la expresión sincera y directa de  estos
    textos se encargan al menos de cuestionar. En este sentido, la lectura de
    los relatos, de los cuentos, de las fábulas de Oriente (y de Egipto en este
    caso)  es un buen ejercicio -de amplitud intelectual y también de humil­
    dad—para el lector occidental. Aparte de esto, cualquier historiador con

    un mínimo de sensibilidad no dejará de sentirse impresionado por la ge­
    nerosa cantidad de datos y el aporte documental que ofrecen estos tex­
    tos  relacionados  con  la  vida  cotidiana,  con  la  sociedad  y la  economía,
    pero también con la religión, la política y, en fin, con la mentalidad y los
    sistemas ideológicos de estas sociedades del pasado.
       La literatura egipcia de cuentos es conocida desde siempre. Ya en los
    autores grecorromanos, de los que nunca se perdió el recuerdo y memo­
    ria en la Europa Medieval, se conservaban fragmentos claramente inspi­
    rados en ella. No es preciso volver a reseñar las historias que recogen, en­
    tre  otros,  Heródoto,  Plutarco  o  Diodoro  Siculo,  por  no  citar  más  que
    algunos bien conocidos del gran público. En el siglo XIX, cuando la egip­
    tología  se va consolidando como disciplina científica con personalidad
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