Page 21 - PERIODICO NUESTRA VOZ DICIEMBRE 42
P. 21
Colegio de Educación Especial Nuestra Señora del Carmen - ASPRONTE Nuestra Voz nº 42
Integrar el cerebro derecho e izquierdo ¡somos un equipo!
Cuando el niño está disgustado:
Conectar primero emocionalmente (derecho con derecho), y cuando haya
recuperado el control damos las lecciones del cerebro izquierdo e imponemos
disciplina.
Ayudarles a contar la historia de lo que los ha alterado, ayuda a que el cerebro
izquierdo dé sentido a su experiencia y sientan el control.
Integrar el cerebro superior y el cerebro inferior
En situaciones de mucho estrés, activa su cerebro superior. Haz preguntas, pide
alternativas, incluso negocia.
Usa el cerebro superior cada vez que puedas. Hazle elegir entre diferentes opciones.
Y procura no rescatarle de las decisiones difíciles.
Cuando haya perdido el contacto con su cerebro superior, ayúdale a recuperar el
equilibrio haciéndole mover su cuerpo. Cuando alteramos nuestro estado físico (a
través del movimiento o la relajación) podemos cambiar nuestro estado emocional,
una situación que podemos usar a nuestro favor. Si ves a tu hijo muy enfadado o
frustrado, incítale a dar un paseo en bici o a que haga unas carreras por el pasillo.
Además podemos completar la integración:
Ayudándole a recordar. Ejercita su memoria ofreciéndole muchas oportunidades
para recordar acontecimientos importantes (en el coche, en el baño, en la cena…) y
gestionar recuerdos dolorosos (el mando a distancia interno permite interrumpir,
rebobinar y hacer avanzar una historia mientras la cuenta, y así puede controlar
cuánto ve).
Enseñándole a prestar atención a su interior (sensaciones, pensamientos, imágenes,
sentimientos…)
Pasándolo bien y fomentando la diversión en familia, para que gocen de
experiencias positivas con las personas con las que más tiempo pasan.
Conectando a través del conflicto, considerándolo una oportunidad para enseñarle
aptitudes para relacionarse, ver las cosas desde otras perspectivas, interpretar
señales no verbales e incluso saber perdonar y pedir perdón.
Busquemos una paternidad más allá de la supervivencia, consiguiendo aptitud y seguridad
para acercarnos a nuestros hijos, conectar con su mente y moldearla de manera más
positiva y sana, pensando no sólo en quién es ahora mismo, sino también en la persona en
que se convertirá en el futuro.
Erica Rodríguez Mederos.
Gabinete de psicología.
21