Page 226 - Velasco y la independencia nacional
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VELASCO Y LA INDEPENDENCIA NACIONAL • La RevoLución continúa
Esta ciudad así definida persistió hasta los años ó0, del si- glo pasado, cuando seguía organizándose en torno al dame- ro de Pizarro, como 400 años antes. El ambiente seguía im- pregnado de la risa, enjundia y picardía que Palma le atribu- yó desde finales del ochocientos. La ciudad conservará este carácter hasta los años 70, en que se desborda la migración masiva de las provincias –que ya venía desde comienzos del siglo XX-, y que transformará Lima entre los 70 y los 80 al impulso de las reformas de Velasco.
Las canciones de Chabuca Granda, especialmente La Flor de la Canela, de 1950, que compone luego de escuchar una conferencia del maestro Raúl Porras sobre la ciudad, estable- ce el ciclo de canciones de corte señorial que la cantautora le dedica a su querencia, aun tradicional.
Esta visión a través de la música adquiere alcance con- tinental pues los sectores señoriales y oligárquicos, que te- nían el control del país, en lo político, económico, social y cultural, lo promocionaron al resto de Latinoamérica, para difundir la imagen con la que se sentían identificados, que era la celebración de un pasado colonial que no había termi- nado de desaparecer y les hacía recordar una supuesta pro- sapia, su auto alabado origen hispánico y europeo. En los años 1940, posterior al derrocamiento de Augusto B. Leguía, lo criollo deja de ser una expresión de pretensión nacional y se convierte en limeño, pues Lima aun se cree el Perú.
4. Entre la fiesta de Amancaes y el Día la Canción Criolla
La fiesta de Amancaes, celebrada desde tiempos prehispá- nicos, va a pervivir hasta la década de los 60. Su momento de esplendor se produce entre 1920 y 1940. El presidente Le- guía, hacendado de origen lambayecano, trata de imprimirle
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