Page 295 - Velasco y la independencia nacional
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En Busca de la Constitución Peruana: Cuatro Tesis, y Algunas Reformas Posibles • Luis Manuel Sánchez
pensando en los intereses de la nación (art.60). Eso ha re- sultado fatal, inocultablemente, en medio de la pandemia, como dijimos al inicio. A pesar de las urgencias de movilizar al país entero para frenar el avance del virus, el gobierno no se atrevió a imponer obligaciones de emergencia a las clí- nicas privadas para que actúen como parte del sistema de salud pública. Tampoco ha querido imponer controles a las empresas farmacéuticas para que pongan las medicinas al alcance de los necesitados, o para que el oxígeno se distribu- ya en forma gratuita. Como si no fuera gobierno. Al sector bancario le ha facilitado fondos del tesoro público, pero no ha querido comprometerlo cuando menos en la tarea de ser el canal principal para facilitar la entrega inmediata de los bonos de emergencia a la población necesitada.
Ese comportamiento timorato del gobierno deriva, a no dudarlo, del miedo artificial inculcado por el mito que el ‘Estado no debe intervenir en el mercado’ que la actual Constitución consagra, y los economistas entrenados en uni- versidades extranjeras propalan con una fiereza ideológica que ni los propios inventores del dogma sostienen.24 El Esta- do es atado a los llamados “contratos leyes”, que colocan a los inversionistas foráneos por fuera de la Constitución y las leyes, y convierten al país en un verdadero “paraíso fiscal”, donde los extractores de recursos pueden obtener ganancias que no tendrían ni en sus países de origen. De paso esos con- tratos someten al Estado a las estratagemas arbitrales de las
24 De hecho, Hayek pensaba que en el “orden espontáneo” tendría que haber colaboración y no solo ‘competencia’ para que el orden funcione (F.A. Hayek, Law, legislation and liberty, a new statement of the liberal principles of justice and political economy. Vols 1-2. Routledge, 1998, p. 44). A su vez Friedmann, el ideólogo más caprichoso del fallido neoliberalismo, no dejaba de reconocer que el estado debiera intervenir en todo aquello que ‘el mercado no lo puede hacer por sí mismo, a saber, determinar, arbitrar y hacer cumplir las reglas de juego” (M. Friedman, with the assistance of Rose D. Friedman, Capitalism and Freedom, The University of Chicago Press, 1962, p. 31). ¿No era acaso evidente que frente a la pandemia ‘el mercado’ no iba a resolver nada, y se hacía indispensable la intervención rápida del gobierno en todo lo que fuese necesario?
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