Page 39 - Velasco y la independencia nacional
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La Suerte de la Revolución • Augusto Zimmermann Zavala
innecesarios y ordenó encarcelar a su opositor. Sin rival a la vista, fue el candidato único que obtuvo la inmensa mayoría de los sufragios para “constitucionalizar” el golpe militar. Fue, así, ungido “Presidente Constitucional de la Repúbli- ca”. Pero aquel episodio marcó el fin de la brillante carrera militar del general Montagne.
Ahora, un hijo suyo, que llevaba su mismo nombre, es- taba a punto de escalar a la cumbre que su padre no logró porque el General Odría, con el respaldo del Ejército, le cerró el camino.
Odría y Montagne fueron Generales del mismo Ejército. Sólo que uno tuvo poder y el otro no. Odría se alzó contra Bustamante para beneficiar a los clanes exportadores. Gober- nó con y para los De la Piedra, Prado, Pardo, Gildemeister, Rocha, con la Sociedad Nacional Agraria y la Sociedad Na- cional de Minería. Caudillo y ambicioso, dispuso del Ejér- cito y lo obligó a servir de perro guardián de la oligarquía. El sistema durmió tranquilo sabiendo que dos instituciones tutelares de la República, la Fuerza Armada y la Iglesia, custodiaban la hacienda y la propiedad privada. La Fuerza Armada respaldando con sus armas la estabilidad política y económica, y la Iglesia predicando desde el pulpito el amor a Dios, la paciencia, la resignación y el desapego a los bienes materiales.
Los Generales Montagne y Benavides eran de las pocas excepciones que aún lucía el ejército como testimonio de un pasado secular. Hubo tiempos no remotos en que las famil- ias cristianas ofrecían un hijo a la Iglesia y otro al Ejército. Ofrenda doble, para Dios y la Patria. Mientras eso sucedió, el sistema estuvo seguro. Cuando las cosas empezaron a cam- biar surgió otro Ejército, integrado por oficiales que venían de las familias sencillas del pueblo y pensaban de sí mismos que habían tomado el uniforme para servir al Perú. Pero el
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