Page 7 - APERTURA CIENTIFICA - EQUIPO 7
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20 años después de haber nacido Copérnico (1493), nació (Theophrast Bombast
von Hohenheim; en latín, Philippus Aureolus Theophrastus Bombastus
Paracelsus en Einsiedeln, Suiza. Paracelso era un alquimista, médico y astrólogo
suizo, conocido porque se creía que había logrado la transmutación del plomo en
oro mediante procedimientos alquímicos y por
haberle dado al cinc su nombre, llamándolo
zincum.
En 1536 publicó su Gran libro de cirugía, que
le procuró una todavía mayor notoriedad.
Entre sus notables aportaciones a la medicina
de la época cabe citar la primera descripción
clínica de la sífilis, y, gracias a sus extensos
conocimientos de química empírica, la
introducción de nuevos tratamientos basados
en sustancias minerales como el plomo o el
mercurio.
Las doctrinas médicas de Paracelso, concretamente en el campo de la terapéutica,
son especialmente importantes en dos aspectos: inició el camino del moderno uso
de los específicos, pues, defensor de la teoría de que cada enfermedad debía tener
su remedio, luchó contra la idea de que existiera un remedio para curar todas las
enfermedades, esto es, la panacea universal buscada por los alquimistas; por otra
parte, fue el primero en considerar y defender que ciertos venenos, administrados
en pequeñas dosis, podían funcionar óptimamente como medicamentos.
Juzgaba Paracelso que la medicina era la ciencia fundamental, por la completa
unión que se da en ella del conocimiento de la Naturaleza y del arte de manipularla,
y porque su estudio podía alumbrar la correspondencia entre el mundo exterior (”
macrocosmo”) y el mundo
interior (” microcosmo”).
Creía, por otra parte, en
relación con el progreso en
tal disciplina, que el único
modo de avanzar era la
experimentación, siempre
apoyada en una teoría,
pues sin el experimento y la
práctica no se conoce la
realidad, pero sin la
especulación y la teoría el
conocimiento no es sino un
conjunto de reglas estériles.