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Sueña y escribe


                            Al llegar a la casa el niño sorprendido con toda su
                            maravillosa  experiencia  le  contó  a  su  padre  de  tal

                            árbol tan espléndido que había visto, sin saber oficio
                            de su padre, pues nunca había interactuado con su

                            padre ya que su padre se mantenía trabajando todo
                            el día, todos los días, día y noche. Pues el sustento
                            de su casa solo lo hacía su padre y él se esforzaba

                            por el bienestar de su familia.


                            Cuando escucho al niño hablar sobre su experiencia
                            le dijo al niño que él deseaba conocer el árbol, pero
                            bajo ese deseo, se escondía tan mala intención; el

                            lograr negociar tan majestuosa madera y poder talar
                            este árbol el menor tiempo posible y de inmediato
                            comprarle  a  su  hijo  el  regalo  de  navidad  que  él

                            deseaba desde hace mucho tiempo.  Al terminar su
                            relato el niño de inmediato lo llevó al bosque para
                            que su padre conociera al hermoso árbol.


                            Junto al bosque había un río que generaba agua a la

                            casa donde ellos vivían, pero esta corriente de agua
                            la generaba el bosque y el mayor surtidor de agua
                            era el árbol, se fueron al bosque y en el transcurso

                            del camino el niño empezó a hablar a su papá sobre
                            su mayor deseo dándose  cuenta el leñador que el
                            regalo que él tenía pensado obsequiar a su hijo no

                            era nada comparado con el que el niño realmente
                            deseaba sin embargo su intención seguía en pie. Ese
                            día finalizó con el leñador sabiendo donde estaba la

                            ubicación exacta en donde se encontraba el árbol.


                            Al  siguiente  día,  casi  de  madrugada  el  leñador  se
                            levantó,  se  organizó  como  de  costumbre,  y




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