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Sueña y escribe



                            Llegó a su casa y cuando abrió la puerta lo primero

                            que  encontró  fue  una  herramienta  que  sabía  muy
                            bien el uso, pero no entendía quien la había puesto

                            en ese lugar. Desesperado y con lágrimas en los ojos
                            gritaba ¡no puede ser!... ¡no puede ser, lo que ven
                            mis ojos! subió al segundo piso de la casa y observó

                            al  papá  todo  desarreglado  con  astillas  de  palo  en
                            todo su traje y sin poder quitárselo y bañarse pues

                            como no había agua, ninguno se podía asear, el niño
                            le explicó a su padre el porqué de la situación que
                            estaban pasando y el señor comprendió que era el

                            culpable  de  ese  error  que  afectaba  a  su  familia
                            abruptamente.    Después  de  semejante  daño
                            tuvieron  la  suerte  de  que  en  el  árbol  encontraron

                            una semilla de tal árbol y afortunadamente volver a
                            plantar el árbol y así poder volver  a tener el agua
                            que les hacía falta por semejante error del padre del

                            niño.



                                              El CARACOL Y EL ROBLE
                                              Danna Sofía Parra Llano


                            El  pequeño  caracol  Juan  se  encuentra  solitario  y
                            triste.  Siente  que  nadie  lo  quiere  ni  lo  respeta

                            porque nunca escucha lo que él quiere expresar. Los
                            animales  del  bosque  consideran  que  por  ser  tan
                            chico no tiene nada interesante que decir; como no

                            tenía con quien hablar el pequeño caracol siempre
                            estaba atento a lo que la gente tenía que decir, no le

                            importaba  si  quien  hablaba  era  el  sabio  búho  o  la
                            trabajadora  hormiga  que  se  refería  en  todo




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