Page 126 - Mitos y otros relatos de la Antigua Grecia
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captUrar a la cierva de cerinea
Fue el tercero de los trabajos impuestos a Heracles, siendo la cierva una criatu- ra fantástica de la mitología griega que tenía pezuñas de bronce y cornamenta de oro y vagaba por la Grecia occidental, en la región de Acaya.
Estaba este singular animal consagrado por la pléyade Taigete a la diosa Artemisa (que como sus hermanas era ninfa del cortejo de Artemisa, todas hijas de Atlas y Pléyone). Era una de las cinco ciervas que la diosa había inten- tado capturar para engancharla a su carro, siendo la única que pudo escapar de los intentos de la diosa por atraparla.
[...] Cabe acotar aquí algo sobre “Las Pléyades” y es que en uno de los mitos, el cazador Orión se enamora de las siete hermanas pléyades, encontrándose ellas representadas en el cielo por un grupo de estrellas brillantes que llevan ese nombre y que están ubicadas en la constelación de Tauro.
En esa constelación, llamada también “el cazador”, se representaría a Orión enfrentando a Tauro (el toro), pudiéndose en las noches oscuras y ayudados por la imaginación, adivinar a Orión persiguiendo enamorado a las hermanas Pléyades, representadas por aquel cúmulo estelar brillante...
Para lograr su objetivo de llevarla viva a Micenas, Heracles persiguió al ani- mal día y noche sin descanso durante un año, pues sus flechas no la alcanza- ban por lo ágil y veloz que era.
   Recién pudo atraparla en un momento que la cierva paró a abrevar en el país de los Hiperbóreos junto al río Ladón. Así Heracles pudo capturarla viva y sin derramar sangre, lanzándole una flecha entre el tendón y el hueso que están in- mediatamente por encima de las pezu-
ñas lo que la inmovilizó capturándola sin lesionarla, pues de haberlo hecho se hubiese ganado la ira y el castigo de la diosa.
Pudo entonces llevársela a Euristeo hasta Micenas, pero Artemisa acompaña- da por Apolo se le interpuso enfurecida ya que la cierva le estaba consagrada. Aún así él siguió hasta entregar el animal a su primo Euristeo, quien en el momento de asirla perdió el control del animal, que huyó nuevamente hacia su libertad en los bosques.
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