Page 160 - Mitos y otros relatos de la Antigua Grecia
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el castillo que estaba en el centro del inexpugnable laberinto y los condena a vivir dentro de aquél.
Dédalo imaginando un ardid para escaparse, le hizo algunas peticiones al rey, diciéndole que deseaba hacer algunas obras para homenajearlo por lo que Minos le envió entre otras cosas plumas y cera sin preguntarle detalles del proyecto.
Con esos elementos Dédalo construyó dos pares de alas para él y su hijo, pués sólo volando sería la única forma de escapar del encierro y además convertirse en los primeros hombres que volaron por los cielos. Cuando estuvieron listas y poco antes de huir, le advirtió a su hijo que debería mover sus brazos con energía, teniendo en cuenta que no debería volar demasiado bajo pués las alas podrían mojarse y así chocar con las olas y tampoco debía volar muy alto, pues el calor del sol derretiría la cera desarmándose las alas, por lo que caería al mar.
Así Icaro y Dédalo pudieron salir volando y huir del laberinto, sintiendo una maravillosa sensación, pero Ícaro queriendo ver mejor todo el entorno, decidió seguir ascendiendo, olvidando la advertencia de su padre y ocurrió lo previsto. Cuando el calor del sol comenzó a derretir la cera, se despegaron las plumas y al ir perdiendo sus alas, aunque batía sus brazos con desesperación, cayó al mar y murió... A esa zona del mar se la llamó mar Icario, entre las Cícladas y Anatolia, mientras que Dédalo pudo volar hasta Sicilia salvando su vida, hasta que le tocó morir.
Cuenta la leyenda que Hércules encontró el cuerpo del joven cerca de una isla, enterrándolo allí, por lo que desde entonces se la llamó Icaria.
4 | El pueblo que procede de las hormigas, Los Mirmidones
Los mirmidones eran un antiguo pueblo de la mitología que poblaban la Hélade en la Tesalia meridional al noreste de Grecia, en la península balcánica cerca de Meteora y al sur de Macedonia. Su rey era Peleo, quien se casó con una ninfa marina llamada Tetis y tuvieron un hijo que fue nada menos que Aquiles.
El nombre parece deberse a las arduas tareas rurales que realizaban sacando piedras de sus campos en largas cadenas humanas, para así acondicionarlos para la siembra, asemejándose a los caminos de hormigas llevando sus cargas. Cuenta la leyenda que tenían guerreros capaces, valientes, y famosos en su tiempo, quedando inmortalizado su legado gracias a la reputación que ganaron
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