Page 184 - Mitos y otros relatos de la Antigua Grecia
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uno se fueron uniendo muchos otros, héroes y grandes exponentes de las artes de la guerra, algunos por obligación y otros voluntariamente.
Fue en Áulide, según La Ilíada, antigua ciudad portuaria ubicada a unos veinte kilómetros al sudeste de Tebas, donde los griegos embarcaron hacia Troya. Esta población se unió a Tebas con el objeto de estar así mejor protegida. Según Esquilo (en “Agamenón”) y Eurípides (en “Ifigenia en Áulide”) es donde Agamenón sacrificó a su hija.
Agamenón, rey de Micenas, que había elegido ser primero soldado antes que padre, avaló que su hija menor Ifigenia fuese sacrificada en el puerto de Áulide a instancias del adivino Calcas, en honor de Artemisa (que estaba enojada con Agamenón), para que con esa ofrenda la flota griega tuviese vientos favorables que facilitasen la navegación hacia Troya. Esta cruel decisión desató el odio de Clitemnestra, lo que traería gravísimas consecuencias posteriores.
Agamenón se arrepiente de su decisión y desdiciéndose afirmó que no iba a pagar el precio de sacrificar una hija, ya que el rapto de Helena era culpa y responsabilidad de Menelao (rey de Esparta) por no haber vigilado a su mujer convenientemente. Pero las tropas se alzaron contra él, clamando por satisfacer a Artemisa y así asegurar una buena travesía.
Más tarde un mensajero le cuenta a Clitemnestra que al ir a concretarse el sacrificio de su hija y en el momento de ofrecerse la muchacha al oficiante, la misma Artemisa la hizo desaparecer, cambiándola por una cierva degollada y llevándose a la joven Ifigenia a uno de sus templos, donde la convirtió en sacerdotisa. Entonces... los vientos comenzaron a soplar y los barcos pudieron partir hacia Troya.
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Durante los diez años que duró la guerra (1194 al 1184 a.C.) fueron muchas las esposas que esperaron ansiosas noticias sobre sus maridos y muchas ciudades quedaron sin rey. En Argos, Clitemnestra la esposa de Agamenón gobernó la ciudad en ausencia de su marido pero guardando en el corazón su odio oculto. Con este rencor creciente en su pecho, acentuado además de que Agamenón convirtió en amante a su esclava Casandra, Clitemnestra se unió a su amado Egisto, primo de Agamenón, para planear la muerte de su marido cuando éste regresase desde Troya y además recuperar el trono que creía le pertenecía.
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