Page 89 - Mitos y otros relatos de la Antigua Grecia
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Un día, Hera se encontró casualmente con Tetis y fijándose en el hermoso bro- che que lucía, le preguntó de dónde lo había obtenido... a lo que Tetis, titube- ando, le contestó que fue regalo de su hijo Hefesto. Ahí Hera sintió dolor y remordimiento de su tremendo error por haber abandonado a su hijo cuando era neonato. Admirada le manifestó que ese talento era digno de los dioses del Olimpo, el mismo lugar desde donde había sido arrojado con crueldad por sus padres y lo retornó a la casa de los dioses, donde desde entonces pasó a ser el herrero divino del Olimpo, haciéndosele construir allí un inmenso taller con gran equipamiento.
Aún así, sus padres seguían sintiéndose con gran culpa y pensando en gratifi- carlo más, decidieron darle a Afrodita por esposa. Imaginemos a la diosa cuan- do le presentaron a su futuro marido, que era bastante feo, rudo trabajador, cojo, sudoroso, hirsuto... es fácil deducir la reacción de Afrodita que adoraba la belleza física, el lujo, el glamour y la pasión...
Por qué no me casan con su hermano Ares que es tan agradable?... se pre- guntaba...
Pero de ese matrimonio con Afrodita no tuvieron descendencia, pues ella no lo deseaba sexualmente, a pesar de que el dios de la forja además de su cer- canía afectiva, construyó para ella magnífica joyería, incluyendo un cinturón de piedras preciosas que exaltaba más aún su belleza. Con ingenuidad Hefesto la colmaba de regalos, para demostrarle su cariño y hacerla feliz, pero no al- canzó, pues Afrodita seguía entregándose en secreto a Ares dios de la guerra (según se narra en La Odisea).
Un buen día Hefesto, alertado por Helio el sol (Panoptes, el que todo lo ve) la sorprendió con Ares y enojado decidió vengarse. Para ello fabricó una red de bronce que colocó en su lecho matrimonial y mintiéndole a Afrodita, le dijo que iría unos días a otro paraje. Apenas partió Hefesto, Ares fue al encuentro de su amada, pero al yacer en el lecho quedaron atrapados con la red. Así Hefesto, que regresó antes de lo esperado, los encontró presos en aquella red y llamando a todos los habitantes del Olimpo les mostró a los amantes juntos, para que fuesen testigos del adulterio cometido.
Pero Hefesto no quiso liberarlos hasta que prometieran terminar su romance y así lo hicieron, aunque una vez liberados, no mantuvieron su promesa.
Hefesto trabajaba ayudado por Cedalión, aprendiz de forja, igual que por sus hijos gemelos, los que tuvo con Caris, según se cuenta en La Ilíada. Además fueron obra de Hefesto muchos de los accesorios que lucían los
  Dr. Juan Carlos Miller |87|
 


























































































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