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GÉNERO Y SALUD EN CIFRAS
salud no especializado, destacando
las críticas, las burlas, la expresión
de comentarios inadecuados, la
sobreprotección y las actitudes
hostiles, así como las agresiones
verbales y no verbales.
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Por otra parte, con base en el
análisis de las narrativas de 23
personas con diagnóstico de
esquizofrenia, las cuales fueron
entrevistadas en distintos centros de
atención de la Ciudad de México, se
identificaron múltiples condiciones
de vulnerabilidad social entre las
cuales destacan las condiciones de
pobreza, la violencia, la comorbilidad
con padecimientos físicos y
mentales, la falta de red de apoyo, la
condición de género, entre otras, que
remiten a una serie de inequidades
sociales de orden socioeconómico,
político, e histórico que explican los
procesos de exclusión y condición de
dependencia económica, emocional
y laboral que enfrentan algunas de
ellas con respecto a sus familiares, lo
que podría contribuir a que algunas
personas internalicen los prejuicios. 17
En esta misma línea, se observa que,
mientras las mujeres entrevistadas
atribuyen el padecimiento a las
decepciones amorosas y la brujería,
los hombres lo adjudican al abuso
en el consumo de sustancias
(alcohol y drogas) como el principal
detonante de la crisis, aunado a
otros estresores relacionados con
el empleo, que los coloca en una
difícil situación de inestabilidad
personal y económica vulnerando así
su identidad socialmente definida
como proveedores. Asimismo, en
las narrativas de las entrevistadas
se identificó la presencia de abuso
sexual, violencia, una pobre red de
apoyo, en tanto que en los hombres
predominaron experiencias previas
de maltrato, despojo, negligencia
y abuso de sustancias, que los
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conducen a ser objeto de dobles o
triples estigmas que dificultan su
atención en ambos casos.
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Finalmente, las familias y personas
cuidadoras de quienes tienen estos
padecimientos deben hacer frente al
costo social, económico y emocional
de los problemas de salud mental,
sin recibir, en la mayoría de los casos,
ninguna orientación o apoyo. De
acuerdo con la Organización Mundial
de la Salud, una de cada cuatro
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familias cuenta con un familiar que
presenta un padecimiento mental,
siendo las mujeres, en quienes recae
principalmente la responsabilidad
del cuidado, además de ser objeto
de estigma. Al respecto, cifras de
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INEGI-INMUJERES indican que el
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52.1% de las mujeres constituye las
principales encargadas de brindar
atención y cuidado a los/las integrantes
de su propio hogar, mientras que
el 18.4% participa del apoyo en los
cuidados de integrantes de otros
hogares, independientemente del
grado de enfermedad o discapacidad
de que se trate.
El estigma como barrera para el
acceso a la atención
La estigmatización, la discriminación
y la indiferencia obstaculizan
el diagnóstico temprano, el
tratamiento y manejo adecuado
de los padecimientos mentales.
En el caso de México, las marcadas
desigualdades en salud dan lugar
a ciertas diferencias respecto a la
discriminación de la que suelen
ser objeto sectores vulnerables
de la población que viven en
condiciones de pobreza y que
sufren algún trastorno mental.
Los avances farmacológicos en el
campo de la salud mental no llegan
a estos sectores porque además
de no contar con seguridad social,