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Motivos, azares e infortunios
de mujeres con cáncer cérvico 31
uterino. El camino de la
enfermedad
Dra. Ma. del Carmen Calderón Benavides *
Maestra en Psicología Clínica y doctora en Antropología Médica, UNAM
Adscrita a la Unidad de Tumores Ginecológicos del Servicio de Oncología
del Hospital General de México
Introducción
l cáncer cérvico uterino es un problema de salud pública. A nivel mundial se ha
Eubicado en el segundo lugar de las neoplasias malignas de la mujer con 500 mil
casos diagnosticados cada año y 200 mil defunciones. De los diagnósticos realizados,
75% se llevan a cabo en países en desarrollo, donde se estiman incidencias hasta de
44 por 100 mil mujeres. 1
En México, de acuerdo a reportes de la Secretaría de Salud, se ha reducido la mortalidad de este
padecimiento a partir de 1998 a un ritmo de casi 5% y ocupa desde el año 2006, el segundo
lugar como causa de muerte por cáncer de la mujer. 1
El programa de Detección Oportuna de Cáncer (DOC) ha sido dirigido a las mujeres,
bajo la premisa de que son ellas quienes enferman de cáncer cérvico uterino y con
frecuencia son erróneamente percibidas como las responsables de las infecciones de
trasmisión sexual, a las que se conoce como “enfermedades de mujeres”. 2
A pesar de que el principal factor etiológico es la infección por el virus del papiloma humano que
se transmite por contacto sexual, no se toman en cuenta ni la corresponsabilidad institucional
ni la coparticipación del varón y sigue siendo la mujer a quien van dirigidos los programas y
a quien se le atribuye toda la responsabilidad de las campañas de prevención que omiten el
vínculo entre esta infección y el desarrollo de este cáncer. 3
Dentro de la literatura sobre el tema, Reartes menciona que predominan los análisis
3
de las variables que intervienen en la conducta de las mujeres para aceptar o rechazar
realizarse el estudio citológico o papanicolaou que, por cierto, se ha considerado
insuficiente para el control de la enfermedad, pues arroja resultados que a decir
de Hidalgo, “no siempre son exactos; en ocasiones la citología es positiva, pero
finalmente la mujer no tiene lesiones precursoras o lesiones malignas; y en otras, la
citología es negativa y resulta que sí había cambios anatómicos de malignidad, que
no fueron detectados.” 4
* Correspondencia: marycarb@unam.mx