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Y continúa:

                        Desgraciadamente, esta última situación, que es bastante grave, es también común. Ahora se sabe que
         32             solamente en la mitad de las mujeres que tienen cambios morfológicos, la citología es capaz de detectar
                        estos cambios. Es decir, estamos utilizando un examen que no es del todo el más adecuado o el personal
                        que observa al microscopio las laminillas no está capacitado para poder establecer con precisión el
                        resultado correcto. O la carga de trabajo es tanta, que puede cometer errores involuntarios, ya que se
                        pasan horas frente al microscopio al día. Se estima que el actual programa de DOC previene menos de
                        13% de los casos de CaCu potencialmente prevenibles en México. 4

                  La localización del cáncer cérvico uterino y las funciones que abarcan los órganos afectados
                  contienen una carga específica de significación. El cuello del útero, la vagina, los ovarios, la vulva y el
                  útero están relacionados con las funciones reproductiva o de maternidad y con la sexual o vivencia del
                  erotismo. Enfermar de cáncer cérvico uterino comprende un proceso biocultural, debido a que  involucra
                  una función fisiológica, en este caso la sexual, con la influencia de la cultura a nivel de expresión y de
                  interpretación, es decir, la sexualidad.

                  El proceso biológico de la función sexual y reproductiva se ha convertido en uno ideológico que
                  repercute en la cohesión social y en la identidad individual y colectiva, con todo un sistema de
                  creencias y prácticas que establecen lo que es lícito y normal, es decir, lo que se debe hacer para estar
                  dentro de la norma y contar con la aceptación y pertenencia para no ser excluida o estigmatizada
                  en el grupo social. 5

                  El cáncer cérvico uterino promueve que entren en juego valores propios de la concepción del mundo,
                  conjugándose una visión de índole moral ante la enfermedad, en términos de significado y simbolismo,
                  con la consecuente carga emotiva. Las sociedades cuentan con sus propios significados, representaciones
                  y explicaciones respecto a las enfermedades y sus procesos de contagio o transmisión. La manera en que
                  las personas suelen responder a las enfermedades o a la posibilidad de contraerlas va de acuerdo con las
                  ideas y los recursos que sus culturas les proporcionan. 6

                  La estigmatización sexual ha sido asociada con el estigma de género. El cáncer cérvico uterino es
                  fisiológica y biológicamente una enfermedad de mujeres, pero se ha relacionado con conductas
                  sexuales consideradas como inapropiadas por la normatividad de género e incluso se ha vinculado
                  con la prostitución. Además, la  promiscuidad sexual es señalada como inaceptable, en particular
                  para las mujeres, por lo que si han tenido varias parejas sexuales se les identifica como responsables y
                  culpables del cáncer cérvico uterino. 2





































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