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El ejército, las guerras y la trata…
Es común la existencia de burdeles aprobados por el ejército en países que invaden
con el argumento de terapia y relajación para los soldados: con mujeres extrañas para
ellos, ligadas al país que invaden, lo que facilita su cosificación y maltrato .
Lydia Cacho también revisa la vinculación que los ejércitos y las guerras tienen con el negocio de la trata de mu-
jeres. Es común que mujeres de los países ocupados, sean violadas por los soldados como un trofeo de guerra y
esclavizadas para la trata. En muchas ocasiones los burdeles especiales para soldados son empresas independien-
tes de contratistas que, como buitres, viven alrededor de los ejércitos para llevar a cabo el trabajo sucio.
Esto produce un tráfico de mujeres para los soldados. Por eso ahora se cuestiona el papel del ejército en la lucha
contra la trata, si ellos mismos son perpetradores y clientes. El problema es que de regreso a sus países, esos
soldados y exsoldados son quienes más visitan los prostíbulos. Luego de la guerra, siguen eligiendo ir con mujeres
en condiciones de vulnerabilidad, donde ellos mandan y controlan la situación al pagar por su obediencia y sumisión.
Luego del retiro del ejército invasor, las mujeres arrebatadas de sus hogares y explotadas sexualmente no pueden
volver a sus casas, porque desde la cultura local, ya han quedado manchadas. En algunos lugares los hombres
preferían asesinar a sus mujeres antes de que los enemigos las mancillaran. Quedan el resto de su vida como pa-
rias, no les queda otra opción que continuar con la prostitución siendo aceptadas únicamente por sus pares, otras
en las mismas condiciones. Después, muchas de ellas incursionan y escalan en el negocio de la prostitución, única
salida para obtener un mejor nivel de vida, convirtiéndose también en victimarias.
Respuestas sociales contra la trata
Después de este viaje entre mafias, a la autora le queda claro que solo el poder de la sociedad y de las organiza-
ciones civiles podrá impulsar un giro cultural, desde abajo, desde las raíces. Reconoce que los tratantes son seres
humanos de espíritu pequeño, con nuestro miedo como su mayor poder, mientras que el nuestro es la capacidad
para combatirlos y eliminarlos de nuestras calles, no con policías, sino “matándolos de inanición”.
Una nueva revolución masculina es imperativa.
Una nueva generación de hombres, no guerreros, no armados, no amenazantes con castigos celestiales, no vio-
lentos, sino poseedores de una sólida idea de equidad y progreso. El poder masculino tiene que reinventarse antes
de que las mafias y la sociedad global irresponsablemente desinteresada logren convencer a todas las niñas de que
ser esclava sexual es la única o la mejor vía para comer, tener bienes y servicios; antes de que otra generación crea
que comprar esclavas es algo progresista y moderno.
Es necesario investigar cómo es la percepción cultural de la sexualidad y la violencia en cada región, así como
advertir, en cada caso, cómo la globalización y la asimilación de valores religiosos y culturales afectan la vivencia
de la sexualidad en personas de todas las edades. Los millones de clientes han dado una pauta importantísima;
responden a la sexualización con estereotipos racistas, y deben ser estudiados con detenimiento al igual que los
proxenetas, pues son los responsables de grandes flujos migratorios predominantemente turísticos a países con
débiles sistemas de justicia, donde están “las mujeres amorosas y sumisas”.
Las vivencias de explotación y discriminación de manos de clientes, tratantes, policías y sociedad en general, han
influido en que algunas mujeres que han logrado escapar de la esclavitud sexual, se hayan convertido en fuertes
y exitosas activistas y abolicionistas. Lydia describe cómo en todo el mundo existe un sinnúmero de organizacio-
nes dedicadas a rescatar y rehabilitar a las víctimas de la trata. Algunas de estas organizaciones cuentan con
apoyo institucional de sus países o de instituciones internacionales, aunque en muchas ocasiones tienen que tra-
bajar a contracorriente y bajo amenazas.
GÉNERO Y SALUD en cifras
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64 S Septiembre - Diciembre 20100
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