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Presentación
El 11 de marzo de este año, la Organización Mundial de la Salud (OMS) determinó,
por los niveles alarmantes de propagación y gravedad, que la COVID-19 puede
caracterizarse como una pandemia. En México, se confirmó el primer caso de
esta enfermedad el 28 de febrero; en pocos meses ésta ha llegado a todos los
continentes e infectado a millones de personas.
La actual pandemia es una crisis sanitaria que además pone en manifiesto la
desigualdad continua que existe en casi todos países. Este brote es un
recordatorio de que la lucha por la igualdad continúa; si bien el virus puede atacar
a cualquier persona, en términos socioeconómicos y de género que daña de
manera diferenciada.
Las personas pertenecientes a grupos marginados, en situación de riesgo,
poblaciones indígenas, mujeres, niñas y LGBTTIQ+ serán las más afectadas,
de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Por ello, en la
Género y salud en cifras queremos dar voz a las personas que están trabajando
en el análisis y la investigación de los diversos factores de vulnerabilidad que
incrementan el daño causado por la COVID-19.
El artículo Naciones Unidas, COVID-19 y Comunidad LGBTIQA+, de Jaqueline
Alejandra Ruiz Reynosa, expone las razones por las cuales esta comunidad se
encuentra en una situación de alta vulnerabilidad debido a la contingencia
sanitaria por la pandemia de la COVID-19. Además, señala y explica las sugerencias
dictadas por Naciones Unidas, dirigidas a los Estados, para garantizar la igualdad,
goce y ejercicio de los derechos humanos de las personas pertenecientes a esta
comunidad.
En este número, además hablamos de las otras víctimas de la pandemia: las
trabajadoras domésticas; mujeres que laboran en la informalidad, sin prestaciones
de ley, ni descansos y con la incertidumbre constante de perder o suspender sus
ingresos por esta pandemia. En el artículo Trabajadoras del hogar, seguridad
social y COVID-19, Andrea Delgado Quintero habla del trabajo doméstico
como una asignación cultural atribuida históricamente a las mujeres; además,
profundiza en como la informalidad de esta labor puede significar una serie
de violaciones a de derechos, entre los que se encuentran la seguridad social y
derechos laborales.
Esta pandemia también significa un recordatorio de la contribución de las
mujeres en todos los niveles de cuidado de la población. Estando en la primera
fila de profesionales de la salud (dentro del sector de la salud, en muchos países
las mujeres comprenden más de 75% de la fuerza laboral); además de ser
generalmente las encargadas de las tareas de limpieza, cuidado y educación
dentro de los hogares. De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Uso del Tiempo
(ENUT) 2014, en México, las mujeres asumen en promedio 39 horas semanales de
trabajo de cuidado no remunerado.