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              En promedio, los padres censados tenían 44 años de edad, mientras que
              sólo el 0.1 por ciento eran menores de 18 años; 15.8 por ciento tenían entre 18
              y 29 años; el 52.3 por ciento estaban en el rango de 30 a 49 años de edad; el
              25.8 por ciento entre 50 y 69; y sólo el 5.9 por ciento tenían 70 años y más. De
              éstos, únicamente cinco de cada cien eran padres solteros, el resto estaban
              casados o en unión libre.

             Grafica 2. Distribución porcentual por grupos de edad de los padres en México,
             2015.
                 50


                                                  44.0%
                 40
                                      36.5%

                 30




                 20
                                                               17.4%


                  10


                                                                            2.0%
                   0     0.20%

                       Menos de 18    19-39       40-59        60-79       80 y más
              Fuente: Calculos del CESOP con base en INEGI, "Microdatos" Encuesta Intercensal 2015, México.

              De acuerdo con cifras del Conapo, basadas en la Encuesta Intercensal
              2015, el 22.2 por ciento de los padres que viven con sus hijos/as dedicaron al
              menos una hora a la semana en atender a alguna niña o niño sano menor
              de 6 años durante el año 2015.

              La escasa participación de los padres en las tareas de cuidados se relaciona
              con varios factores: por un lado,  las construcciones de género asociadas
              a lo masculino/femenino que colocan a las mujeres como únicas o
              principales responsables del cuidado de la familia, mientras el padre
              debe dedicarse a proveer económicamente. En el estereotipo del padre,
              los varones deben educar con mano dura y severidad,  y cualquier gesto
              cariñoso puede ser revelador de fragilidad y sensibilidad, atributos que
              reprime la masculinidad tradicional; por otro lado, las extensas jornadas
              laborales que restringen el tiempo que los padres pueden dedicar a sus
              hijos e hijas así como la poca disponibilidad para permisos especiales como
              el de paternidad; finalmente, también a que los padres prefieren realizar
              actividades recreativas y placenteras con los hijos/as más que enfocarse en
              sus cuidados.


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