Page 27 - BOLETÍN 8.2 • Género y Salud en Cifras
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No obstante, se registraron hombres y mujeres en las trabajos. Sin embargo, lo relevante es que los maridos
distintas categorías de Autocuidado, evidenciando la suelen ser la fuente de estrés y conflicto emocional para
multiplicidad de respuestas a la enfermedad, condicio- las enfermas pues aquellos ven reducidas las atencio-
nadas por elementos de la interacción de las y los in- nes que ellas les brindan (alimentación, cuidado de la
tegrantes del grupo doméstico y sus particularidades. ropa, limpieza de casa, entre las más importantes) y
Como se ha señalado, el apoyo emocional que reciben perciben a la mujer enferma como una carga que no
las personas con DM de sus parejas, al acompañarlas están dispuestos a soportar.
en su tratamiento, compartir su ejercicio y un plan de
alimentación, influye favorablemente en la percepción El hogar es el espacio que representa mayor riesgo de
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de autoeficacia. Por el contrario, cuando la o el enfer- violencia hacia las mujeres, entendida como “…todo
mo no adopta el cuidado necesario, en la pareja apare- acto basado en la pertenencia al sexo femenino, que
cen sentimientos de ira y frustración, además de temor tenga o pueda tener como resultado un daño o sufri-
por el pronóstico. La enfermedad tiene un impacto miento físico, sexual o psicológico para la mujer, así
negativo en las relaciones de pareja, particularmente como las amenazas de tales actos, la coerción o la
en las conflictivas, lo que a su vez resulta en serias di- privación arbitraria de la libertad, tanto si se produ-
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ficultades para realizar el autocuidado tanto en hom- cen en la vida pública como en la vida privada”. En el
bres como en mujeres. caso de DM la violencia de género empeora el auto-
cuidado entre otras razones por la alteración metabó-
Si bien ellos tienen oportunidad de ingerir una alimen- lica que provoca la crisis emocional en las mujeres que
tación adecuada gracias a la atención otorgada por las la sufren. Las mujeres enfermas que viven unidas son
mujeres en el hogar, en muchos casos la desaprovechan violentadas por sus parejas en seis de cada diez casos,
al consumir licores, además de bebidas ricas en azú- evento frecuentemente vinculado al alcoholismo de la
cares como el pozol. Para las mujeres, una modifica- pareja, así como de los componentes del estereotipo
ción en la alimentación significa invertir más tiempo tradicional del ser hombre en México: demostrar su
y dinero, además de la resistencia del resto de los in- valentía, beber en exceso, ser potentes sexualmente y
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tegrantes del grupo doméstico, a quienes les resulta engendrar muchos hijos.
desagradable el ajuste a la alimentación. A ello con-
tribuyen la falta de recursos económicos o el control De esto se infiere que uno de los obstáculos más im-
sobre los mismos para cocinar un platillo especial para portantes para el autocuidado de las mujeres que vi-
ellas. Todas, además, consumen eventual o regularmen- ven con DM sea la violencia de la pareja, la cual se
te bebidas gasificadas, lo que no contribuye al control acentúa cuando ellas dependen económicamente de
de la enfermedad. Se ha reportado que una dieta ade- ellos, lo que a su vez es resultado de su nula o baja es-
cuada reduce los factores de riesgo para desarrollar colaridad y de asumir patrones tradicionales de com-
DM y provoca mayor control de azúcar en sangre, portamiento dentro del hogar.
incluso con mejor efecto que los medicamentos hipo-
glucemiantes. Indudablemente que la capacidad de agencia, indepen-
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dientemente del sexo, es un requisito para aplicarse a
En este trabajo, también se documentó el consumo de la tarea de cuidar de sí mismas, pero en condiciones
bebidas alcohólicas por algunas mujeres quienes repor- de desigualdad de género y dependencia económica
taron que en su juventud bebían más que actualmente, las dificultades se incrementan considerablemente.
pues sus condiciones físicas asociadas a la enfermedad, Las relaciones de pareja sostenidas en un contexto más
al descuido, y a las relaciones intrafamiliares conflic- igualitario favorecerían la percepción de autoeficacia
tivas, ya no se los permitía. y autonomía en las mujeres con DM.
Respecto a la edad, parece haber un patrón en la mane- El propósito de este trabajo es aportar una mirada que
ra como la medicación se regulariza conforme aumen- permita visibilizar las desigualdades de género, tratar
ta la edad de las mujeres, especialmente en quienes de comprender cómo es que la enfermedad se presen-
existe una disminución de la violencia doméstica y el ta y la manera en que tanto hombres como mujeres
apoyo otorgado por hijas y nueras. enfrentan (o no) la atención necesaria para aprender
a vivir con diabetes mellitus. Estas páginas son un pá-
Los hombres reciben apoyo de sus esposas, las muje- lido reflejo de los conflictos que miles de personas vi-
res reciben apoyo de otras mujeres de su grupo pero ven cotidianamente en sus hogares, conflictos que no
no de los esposos, semejante a lo que afirman otros deben pasar inadvertidos por el personal de salud.
Mayo-Agosto GÉnerO Y enfermeDaD: 25
2010 ¿es POsibLe eL aUtOcUiDaDO De La Diabetes en casa?