Page 16 - GÉNERO Y SALUD EN CIFRAS • Septiembre - Diciembre 2008
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El concepto de salud mental, como se sabe, no sólo enmarca También, como parte de estas prácticas de organización
la ausencia de enfermedad; sino que resalta la importancia económico–social y familiar, vemos a infantes que traba-
de óptimas condiciones para que los individuos desarrollen jan donde y cuando pueden; tanto en la economía informal
sus capacidades y cuenten con idónea calidad de vida. como dentro del trabajo doméstico, mismo que implica un
ahorro para la familia, por ejemplo, cuidando a los herma-
Hacer énfasis en las condiciones sociales de vida y sus con- nos menores mientras las madres salen a trabajar; ante esta
secuencias a la salud es de vital importancia porque apunta a ausencia, particularmente las niñas y jóvenes son las en-
analizar la necesidad de políticas sociales y de salud dirigidas cargadas del aseo de la casa y del cuidado de los animales,
particularmente a los sectores marginales. entre otros.
Los grupos marginados son principalmente de origen rural; Como se advierte, la marginalidad tiene sus efectos directos
aunque en la actualidad las crisis en la economía ocasionan en la condiciones de vida de la población infanto–juvenil,
el empobrecimiento de los sectores medios urbanos. Por lo ya que al tener que incorporarse a la fuerza de trabajo de
regular, esta población habita a las orillas de las ciudades, las familias se ve orillada a abandonar la escuela, si es que
alrededor de las industrias. Estos asentamientos son irregu- asistía a ella, o se ve expuesta constantemente a la vida en
lares y por ello carecen de servicios de infraestructura, de la calle. Se calcula que 3.3 millones de niños entre 6 y 14
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salud, educación y sociales. 1 años trabajan, de los cuales 25.5% no asisten a la escuela .
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Según la organización Casa Alianza , en 1997, de los 26 mi-
Las carencias materiales y económicas de esta población llones de jóvenes que vivían en zonas urbanas en México,
tienen consecuencias en los niveles culturales y educativos, el 38% era pobre. Se estimaba que 16.2 millones podían
lo que les impide ingresar a estructuras económico–indus- llegar a convertirse en niños y niñas de la calle . Según la
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triales más estables, tornándose un círculo vicioso de per- Comisión para el estudio de niños callejeros (COESNICA) ,
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petración de la pobreza, pese a ello, este tipo de grupos en 1992 en el Distrito Federal había 11172 niños vivien-
muestran capacidad para la supervivencia que contrasta do en la calle. Para 1995, de acuerdo con el II Censo de
notablemente con la exigüidad de sus recursos. Estos aco- menores en situación de calle de la Ciudad de México el
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modos incluyen: la búsqueda de cohesión de las relaciones número ascendía a 13373 . El crecimiento por sexo se ha
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de parentesco, ampliación de las redes sociales con los veci- mantenido proporcional; la mayoría de esta población son
nos, la reproducción de los modos campesinos en la ciudad, varones, sin embargo, la inserción de la población femenina
entre otros. 1 a las calles también ha ido en aumento.
Asimismo, la economía informal no sólo se advierte en la Según dicho censo, la presencia femenina aumentó a 4212
incorporación de los marginales en prácticas como el am- jóvenes, así mismo, se notó un incremento en el número de
bulantaje, sino que han desarrollado sistemas de seguridad infantes de 0 a 5 años, por lo que cabe preguntarse acerca
social informal: intercambian bienes y servicios, establecen del contexto en el que se desarrollan las gestaciones de las
sistema de préstamos de dinero o de recursos sociales y ma- niñas y jóvenes que viven en la calle, y cómo las condiciones
teriales. En cuanto a la atención a la salud recurren a curan- de marginación y exclusión repercuten en su salud en gene-
deras/os, yerberas/os y curas y, si cuentan con el servicio, ral y en su salud mental en particular.
acuden a la clínica familiar.
ii Las niñas y los niños de la calle son aquellas personas menores de 18 años que habiendo roto el vínculo familiar temporal o permanentemente,
duermen en la vía pública y sobreviven realizando actividades marginales en la economía informal callejera. Son infantes que enfrentan riesgos
derivados de las actividades delictivas y antisociales de los adultos, por ejemplo, prostitución, drogadicción, robo, extorsión, alcoholismo, entre otras
Ver referencia 4.
iii Comparando los censos realizados por el Gobierno del Distrito Federal (COESNICA y II Censo de menores en situación de calle de la Ciudad de
México), la población infantil de la calle aumentó 2,201 casos, es decir, 20%.
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