Page 19 - GÉNERO Y SALUD EN CIFRAS • Septiembre - Diciembre 2008
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acerca de los resultados
Según lo reportado por las participantes en la investigación, social y moralmente por su estilo de vida y por sus formas
los motivos por los cuales salieron de sus casas remiten al de práctica social en relación con la maternidad y el uso de
hecho de provenir de un círculo familiar marginado, el cual su cuerpo.
es incapaz de proporcionarles posibilidades de desarrollo,
educación, alimentación, esparcimiento, entre otras. Las La existencia y el cada vez más acelerado crecimiento de
condiciones de sus familias –señalan– no sólo implican limi- grupos de niños, niñas y jóvenes que habitan la calle, no
taciones económicas sino sociales y personales. Los efectos sólo cuestiona a la familia como aquella institución encar-
que dichas limitaciones tienen sobre la dinámica familiar gada de satisfacer las necesidades de sus miembros, sino
son un agravante significativo. Por ejemplo, la mayoría de que también pone en tela de juicio el funcionamiento de
las jóvenes vivieron movilidad junto con sus familias para instituciones gubernamentales y privadas que atienden a
conseguir mejores condiciones de vida. dicha población.
También muchas de ellas fueron “acomodadas” en otras fa- Hoy en día, las instituciones filantrópicas no han cambiado
milias, con conocidos o en instituciones, debido a que los mucho su misión y origen desde su fundación y auge , son
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padres o la madre no podían hacerse cargo de sus nece- entidades de origen religioso, de gobierno u organizadas
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sidades. Lucchini afirma que el tránsito interinstitucional por la sociedad civil, que buscan dar atención a la población
(núcleo familiar – instituciones) es una de las principales más vulnerable de la escala social, como son los niños, niñas
situaciones que lleva a la calle a la infancia, con una suerte y jóvenes que viven en la calle; tienen políticas de asistencia
de sentimientos de abandono, soledad y descuido en los jó- y educación insuficientes y limitadas para las necesidades
venes y niños por parte de sus familias. A esto se suma que de los y las jóvenes. Son ellas mismas quienes comentan
las condiciones de marginalidad ocasionan hacinamiento, que las instituciones les dan ropa y comida y, en el mejor de
frustración y violencia, ésta última referida por las partici- los casos, les proporcionan servicios de salud y educación,
pantes como una de las causas principales de expulsión a la pero no los capacitan realmente para el trabajo y la vida,
calle. Además, en el proceso de acercamiento e inserción a no les ofrecen opciones de desarrollo. Las entrevistadas
la calle, no hay que olvidar las características “propias” que pueden compartir la experiencia de muchos otros jóvenes
trae consigo la edad de las y los infantes y jóvenes, quienes a quienes no reditúan en su economía las actividades que les
entre la curiosidad, los deseos de conocer y la necesidad proporcionan y los oficios que les enseñan las instituciones. 11
de disfrutar espacios, actividades o tipos de alimentos, se
abocan a buscar diversos tipos de experiencias en las calles. Pero a decir de las jóvenes, las instituciones no sólo no sa-
tisfacen sus necesidades de desarrollo; sino que sabiendo
Por ello, tal como lo señala López la calle representa una sus condiciones y estilos de vida les piden observar ciertos
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alternativa de vida para quienes la habitan. Las niñas logran principios (reglas y/o normas), por ejemplo, exigen que res-
huir de la miseria y de la violencia de sus familias o institu- peten políticas al interior de sus instalaciones –demandas
ciones, y encuentran en la calle formas de sobrevivencia, ajenas a sus prácticas de vida–, los conminan a que inte-
se incorporan a actividades de la economía informal, y así rrumpan el uso de tóxicos y les piden no trabajar en la calle
pueden adquirir bienes materiales, viajar, conocer gente, di- o, en el caso de las mujeres se les exige no estar embaraza-
vertirse y sentirse identificadas. das para ingresar a y mantenerse dentro de los programas,
y de embarazarse, por lo regular se les canaliza a otras ins-
Las narraciones de las jóvenes participantes contienen ele- tancias, se les sugiere la adopción y peor aún se les “invita”
mentos del discurso hegemónico tradicional que determi- a abandonar dichos programas.
na conductas para hombres y mujeres, su peso social aún
hace que a las mujeres que viven en la calle se les exija y
asuman abnegación y cuidados domésticos, se les censure
Septiembre - Diciembre sanciones a las conDiciones De viDa Página
2008 De jóvenes y niñas maDres que viven en la calle 17
y sus rePercusiones en su saluD mental