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Asimismo, la autora relata las sensaciones que corporal, valorando su experiencia, sus dolores
vivió antes, durante y después de la cirugía, así y sus sensaciones. ¿Por qué disfrazar su realidad
como la forma en que el ambiente del hospital con un implante muerto o un sostén con 54
y las actitudes del personal de salud influyeron relleno, solo para no verse diferente a todas las
en su bienestar/malestar: demás mujeres?
Está el horror de esas luces relampagueantes Tal como lo explica Lorde, una mujer que vivió la
que pasaban sobre mi cara, y el sonido metálico experiencia de la mastectomía no tiene menos
de ruidos destripados que no tienen contexto valor si decide quedarse sin pecho. No es como
ni relación conmigo […]. Está la velocidad con si estos tuvieran un valor fijo que se pierde al
que había dejado de ser una persona que era extirparse en una cirugía de esta naturaleza y que
yo misma y me había convertido en una cosa se puede recuperar con un postizo para seguir
sobre una camilla que debía ser entregada a
Moloch […] Recuerdo que grité y maldije de igualando el valor. Por lo tanto, es necesario
dolor en la sala de recuperación y recuerdo transmitir esta idea y apoyar las decisiones de
a una enfermera enojada que me dio una la usuaria sobre su cuerpo y las que considere
inyección. Recuerdo una voz que me decía que mejor para su sanación.
me callara porque ahí había gente enferma, y
que yo dije, bueno, tengo derecho, porque yo
también estoy enferma. 1
De esta forma, es importante evidenciar la función
cardinal que cumple el personal de salud a cargo de
la atención de estos casos, así como las políticas
de cuidado del hospital para estas usuarias.
El caso narrado en este libro sucede en Estados
Unidos a fines de la década de los 70 e inicio
de los 80, en un momento histórico en el que
asumirse negra y lesbiana resultaba ominoso e
incluso peligroso. Los prejuicios de una sociedad
también están encarnados en las personas
servidoras públicas, quienes a su vez lo adquirieron,
aprendieron y reforzaron en su entorno familiar
y escolar, así como en su historia laboral.
Así, para Audre Lorde, como para otras mujeres,
pareciera como si la institución hospitalaria tratara
de mantenerla fuera de la realidad con somníferos
que prolongaban su sueño y con tranquilizantes
con los que permanecía sedada, ya sea para tratar
el dolor o para evitar alguna reacción emocional
incontrolable. Por otro lado, de acuerdo con la
escritora, el apoyo psicológico y emocional que
se brindaba en este caso consistía en:
…negar las realidades de nuestros cuerpos
que acaban de sernos tan gráficamente
enseñadas, y estos viejos y estereotipados
modelos de respuesta nos presionan para
que rechacemos la aventura y la exploración
de nuestras propias experiencias, por más
difíciles y dolorosas que sean (…). 1
La autora se refiere a la fijación constante y
permanente de estandarizar los cuerpos. ¿Qué
sucede si quería quedarse sin un pecho? Tal
vez implicaría conocerse, aceptarse, amarse
y descubrirse desde esa nueva constitución
©Dagmar Schultz. Del documental “Audre Lorde – The Berlin Years 1984 to 1992
(www.audrelorde-theberlinyears.com)