Page 167 - Biografía de un par de espectros: Una novela fantasma
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la mesa en que estaban Juanita y Florencia, y desde allí se puso a observarlas.


               Pero ellas no lo veían a él. A pesar de estar a sólo dos metros de distancia,
               Daniel pasaba desapercibido. Las jóvenes seguían atentas a la desgarradora letra
               de la canción.


               Juanita sintió frío y casi sin darse cuenta se frotó los brazos para darse algo de
               calor. Florencia se acomodó el chal sobre la espalda.


               Terminaba la melodía cuando un pequeño movimiento de Daniel hizo resbalar
               un recogedor que estaba apoyado contra el bote de basura. Sólo era el ruido de
               un recogedor al caer, pero hizo saltar del susto a las jóvenes.


               Daniel se sintió descubierto; iba a dar una explicación de su silenciosa presencia
               en la cocina, pero las jóvenes comenzaron a hablar:


               —Un chiflón.


               —Sí, ha de haber una ventana abierta.


               Después Florencia se agachó hasta el recogedor, que quedó a veinte centímetros
               de los pies del pequeño, y sin reparar en su presencia lo colocó de nuevo
               apoyado contra el refrigerador.


               No lo habían visto. De alguna manera Daniel pasaba desapercibido ante los ojos
               de las jóvenes. Otra sonrisa, ahora de orgullo, brotó de su rostro cuando se dio
               cuenta de que había cumplido con éxito la tarea que Chong Lee le había dejado.


               Abandonó tranquilamente la cocina. Empezaba otra canción.
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