Page 166 - Biografía de un par de espectros: Una novela fantasma
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—JUANITA, ¿y cómo te fue con el Fermín? ¿Ya lo conquistaste? —preguntó
Florencia durante un corte comercial de La hora de los novios.
—Más o menos, tú.
(Si eres un lector atento, mi querido Arroyuelo, habrás notado que este mismo
intercambio de palabras lo tuvieron las jóvenes en la página cincuenta de esta
biografía. Es decir, han pasado ciento una páginas, que representan ocho años y
varios meses, y la conquista de Fermín continúa en el mismo punto.)
—¡Ah, qué muchacho tan complicado!
—Por cierto —preguntó ahora Juanita—, ¿dónde pusiste el libro?
—Yo no lo agarré.
—Estaba en mi cómoda y desapareció.
—¡Qué misterio!
—Pues sí.
Daniel, que escuchaba desde fuera de la cocina, no pudo reprimir una sonrisa de
satisfacción: le daba mucho gusto saber que una fechoría realizada por él entraba
en la categoría de lo misterioso.
“Nos parecemos a la nada y nada es lo que parece”, murmuró para sí mismo el
pequeño, y entonces entró con toda cautela a la cocina para cumplir su tarea de
pasar inadvertido delante de las jóvenes.
Terminaron los comerciales y empezó una canción que hablaba de desamores y
sufrimientos muy variados; entonces las jóvenes se olvidaron del misterio y se
pusieron a escuchar con regocijo la atormentada melodía.
—Está pegadora.
—¡Pegadorsísima!
Para ese momento Daniel ya estaba dentro de la cocina. Caminando lentamente
llegó hasta un espacio entre el refrigerador y el bote de basura, justo enfrente de