Page 161 - Biografía de un par de espectros: Una novela fantasma
P. 161
—Me voy —anunció mi amada—, no aguanto tanta insolencia.
—¡Muchachos, arránquense! —ordené a los duendes violinistas y, como siempre
sucede en las películas rancheras, procedieron a entonar una canción que me
venía como anillo al dedo. Empecé a cantar con gran sentimiento—: “Te vas
porque yo quiero que te vayas, a la hora que yo quiero te regresas…”.
¡Estaba muy feliz! Le había demostrado a Grete casi todas mis cualidades. Y
aunque ella abandonó el café a los primeros acordes de la melodía, yo estaba
muy tranquilo porque iba comprendiendo que en las cosas del amor era necesaria
la paciencia.
Roma no se hizo en un día. No habría de conquistar a Grete en un capítulo. Pero
allí iba, poco a poco, acercándome a mi sueño.