Page 158 - Biografía de un par de espectros: Una novela fantasma
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convencer a los otros.
El ánimo creció, creció y creció.
“¡Sé tú mismo!”, grité para impulsarme. Y por primera vez en mi vida me sentí
con la confianza para realizar mi sueño.
Sé tú mismo.
Distraído.
Presumido.
Romántico.
Franco.
Gracioso en extremo.
Toma mucha leche.
Y no pares de hablar.
Recordé cada uno de los puntos y entonces, decidido, entré al café.
La atmósfera que se respiraba era cálida. Un par de duendes amenizaban el
ambiente con el sonido de sus violines de nueve cuerdas. El humo de unas
varitas de incienso estratégicamente colocadas era un deleite para la vista y el
olfato. Dentro de El Tomo Olvidado uno se encontraba muy a gusto.
Me sentí muy confiado. Sabía que iba a lograr mi objetivo: por primera vez
actuaba como actúan los de mi estirpe.
Para no confundirme decidí mostrar mis cualidades en el orden en que me las
había aprendido. Y el destino fue benevolente conmigo porque nada más entrar
se me presentó la oportunidad de comenzar a ser yo mismo.
Un camarero cargando con dificultad una charola repleta de vasos iba a pasar
muy cerca de la mesa de Grete. Hice un rápido cálculo mental y sin pensarlo
levité de espaldas en dirección a la sagrada catástrofe. En cinco segundos
debíamos chocar, pero pasaron ocho y nada. Se convirtieron en diez, y luego