Page 38 - ¿Quién fue mi abuela Emilia?
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fiestas de la Independencia y también en fin de año, pero en ese entonces se
trataba de algo muy especial, porque estábamos celebrando cien años de ser un
país independiente. (Años después, mi abuelo se encargaría de la iluminación de
las grutas de Cacahuamilpa, que bien valen otro paseo de fin de semana.)
Por haber hecho la iluminación del Palacio Nacional, mi abuelo fue invitado a
los festejos del centenario en Palacio. Cien años después, la invitación y su
carnet de baile están bien conservados en el álbum familiar. Hace tiempo, en las
fiestas muy elegantes, se daban carnets de baile, que eran unos cuadernitos
donde cada invitado anotaba qué piezas iba a bailar con quién. Al final no sé si
mi abuelo bailó, porque su carnet está en blanco, aunque también puede ser que
haya bailado todas las piezas que estaban programadas ese 23 de septiembre de
1910: valses, cuadrillas, two-steps, lanceros y danzas, que eran los bailes de
moda en ese entonces. En fin, o no bailó o solo se le olvidó anotar con quién los
bailó… o tal vez quiso guardar intacto su carnet como recuerdo de una fiesta tan
especial.
Mi abuelo nació en 1875, un 13 de diciembre. En 1883, a sus ocho años, murió
su madre, María Gutiérrez Fragoso, y unos años más tarde, a sus quince, falleció
su padre, Ramón Ortiz. Después de eso su tío Manuel Gutiérrez Nájera se hizo
cargo de él y de su hermano mayor, Carlos. Gutiérrez Nájera fue uno de los
poetas mexicanos más importantes del siglo XIX y uno de los iniciadores de la
poesía modernista en México. Era un escritor que firmaba con distintos
seudónimos, y por eso muchos lo conocían como el Duque Job, uno de los
nombres que más usaba. También fue un periodista que renovó la prosa en
castellano con sus cuentos y crónicas. El poeta cubano José Martí, su gran
amigo, lo elogiaba diciendo que intentaba “dar gracia y elegancia al idioma
español, al que no le faltaba antes gracia, pero placeril y grosera”.
Gutiérrez Nájera no solo era tío de Jesús, sino también su padrino (y yo supongo
que el hecho de que Jesús haya sido su sobrino debe de haber impresionado a
Emilia, pues el poeta era uno de sus favoritos). Era medio hermano de su madre,
y tras la muerte de esta, él le dedicaría estos versos de “La cena de Noche
Buena”:
Pobre hermana que te fuiste,