Page 34 - ¿Quién fue mi abuela Emilia?
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pueblo todavía conserva edificios que hablan de su pasado de grandeza: el
palacio municipal, reflejo de la intensa vocación por la arquitectura francesa
característica de fines del siglo xix; el teatro de ópera, con maderas labradas,
decorado en rojo y oro en estilo rococó, en el que actuaron célebres cantantes,
como Ángela Peralta o María Conesa. El Oro era tan próspero que la moda
llegaba ahí antes que a la ciudad de México, y por su industria minera, a
principios del siglo XX consumía tres veces más energía eléctrica que la ciudad.
Con todo, el negocio de la panadería acabó otra vez en cenizas… literalmente.
Al parecer, un vecino del lugar provocó un incendio que quemó la panadería. El
negocio cerró y todos regresaron.
Años después volví con mi familia y con mi abuela a El Oro, pero ya no
pudimos encontrar el lugar donde estaba la panadería. De todos modos, el pueblo
sigue siendo un lugar hermoso y bien vale la pena ir a visitarlo un fin de semana,
pasar por la mina Dos Estrellas y por el pueblo de Tlalpujahua, al otro lado del
monte.
Seguramente a causa de esa mala suerte para los negocios y de su carácter un
tanto desobligado, don Carlos perdió la casa de la Condesa. Tras muchos años de
no poder pagar impuestos ni derechos de agua, el gobierno la confiscó.
Desafortunadamente no quedó registro de la dirección exacta de la casa, de
modo que, aunque he caminado por la calle de Zamora, es difícil saber si alguna
de las casas de esa época que todavía sobreviven era la de mi abuela y su
familia, o, si ya no existe, dónde pudo haber estado.