Page 19 - El valle de los Cocuyos
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En el camino Anastasia recogía hierbas medicinales. Cada vez que las arrancaba
               pedía permiso a la Tierra y explicaba a las plantas por qué las tomaba. Les
               hablaba de la gente que sufría y que sería curada gracias a ellas.






               —Está bien, Anastasia, está bien —respondía la Tierra con voz ronca y
               cavernosa.






               La vieja llenaba la mochila de fique⁴ que Jerónimo sostenía, mientras le
               enseñaba para qué era útil cada hoja, cada tallo, cada flor. Cuando terminaba,
               Anastasia entonaba un canto a la Tierra y Jerónimo la acompañaba con las
               palmas de las manos. Las lagartijas movían sus cabezas llevando el ritmo.






               ³ Choza o casa pobre con techumbre de ramas o pajas, fuera del poblado.






               ⁴ Fibra de la pita.
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