Page 78 - En estado de GOL
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era una manera de decir con calma.
Mi mamá es química y trabajaba en unos laboratorios en Morelia de ocho a tres
de la tarde, así tenía tiempo para mi hermana y para mí, para estar con nosotros y
ayudarnos con las tareas o llevarnos a nuestras clases de inglés y de deportes,
aunque yo ya me iba solo al karate y ella podía dedicarse más a mi hermana.
En realidad mi mamá está siempre dispuesta a todo, jamás nos hace cara de
flojera cuando le pedimos que nos lleve a algún lado, por latoso que suene.
—¿Me llevas a comprar un disco a La Plaza porque aquí en la esquina no lo
tienen?
—Vamos.
En cambio, la mamá de Mario no le hace el menor caso. Él incluso le pedía a mi
mamá:
—Señora, ¿nos llevaría al cine?
—Claro que sí. ¿Ya vieron en el periódico a qué hora pasa la película?
Ahora que ya crecí no me gusta que mi mamá me acompañe a todos lados. Ya le
dije que no soy un niño, que me puedo cuidar solo, pero no entiende más que a
ratos.
Al principio, cuando llegamos a la ciudad, me llevaba de aquí para allá, pero ha
dejado de hacerlo. Ya conozco mejor la colonia y me sé ir muy bien a la escuela.
Además, mi papá me compró una guía y si tengo alguna duda, la consulto. Ya sé
dónde venden libros, revistas, discos y películas; y si estoy un poco aburrido,
pido permiso para ir a curiosear. Y voy.
Así que como ves, ninguna familia es perfecta. Mario siempre me decía de
broma que quería una mamá como la mía, y yo le contestaba, en el mismo tono,
que era toda suya, especialmente después de que me regañaba, porque para eso
también es buena, como mi papá. Pero la verdad es que quiero mucho a mi
mamá, sobre todo cuando se esconde a comer chocolates porque sé que lucha
por no comerlos, pero le gana el antojo.
¿Sabes qué me contestó mi mamá cuando le dije que me ayudara a investigar