Page 90 - En estado de GOL
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TE ESCRIBO lo que me pasa sin estar totalmente seguro de que vas a leer mi
               carta, porque no sé si tenga el valor de entregártela cuando vayamos a Morelia al
               cumpleaños de mi abuelita, si es que vamos, o de enviártela por correo.


               No sé si mandártela, pues a lo mejor decides no abrirla porque no conoces a
               nadie que viva en la Ciudad de México, o quizá ya olvidaste mi nombre y no
               tienes ni idea de quién soy.


               Tal vez, si tomas el sobre, pensarás que el destinatario está confundido, porque
               ¿quién puede mandarte una carta tan larga?


               En cambio, si tuviera tu correo electrónico, todo sería más sencillo. No sé por
               qué Mario se tarda tanto en conseguirlo.


               Una tarde, frente a tu casa, pensé: “Cuando seamos novios voy a traerle gallo, y
               los músicos se pararán aquí enfrente, como yo. Entonces estaré en medio
               esperando que Paulina encienda la luz”.


               Bueno, tal vez debo explicarte que llevar gallo quiere decir llevar una serenata.
               En España deben de decir así, ¿verdad? Mi papá le llevaba gallo a mi mamá cada
               cumpleaños; no lo hacía con mariachi, sino con un trío. Y no me preguntes por
               qué decimos llevar gallo porque no te lo sabría explicar.


               Si yo pudiera llevarte una serenata, la verdad es que tampoco lo haría con
               mariachi, sino con un grupo de rock, y les pediría una música especial. A lo
               mejor me animaría a ir solo con Mario; es decir, yo con la guitarra y él con la
               batería.


               Son cosas que uno piensa, ¿ves?, como pienso también que de tener tu correo
               electrónico nos la pasaríamos chateando, ¿no crees? O si sirviera tu teléfono, ya
               habría hablado contigo para explicarte que no desaparecí del mapa de un borrón

               nada más porque sí, que me importas, que…

               No sé qué tanto te diría, pero serían muchas cosas, ¿sabes? Te hablaría de la
               música que estoy oyendo, por ejemplo. Te hablaría de esta ciudad que con

               contaminación y todo tiene lugares bonitos y gente buena, de la película que
               tengo ganas de ver, de los gatos de la vecina del tercer piso, de los restaurantes al
               aire libre de esta colonia, del enorme parque que está cerca de mi casa…
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